5 de diciembre de 2010

Haití: Aprisionado entre la globalización neoliberal y el calentamiento global.

Haiti

Fuente de imagen: http://desdeunsegundopiso.blogspot.com/2010/04/aviso.html

Por: Luis Fdo. Acebedo R.

Haití es el país de América que resume la mayor tragedia humanitaria del siglo XXI derivada, por un lado, del modelo de globalización neoliberal aplicado a países pobres cuya única alternativa en la división internacional del trabajo es exportar materias primas para los países ricos, y por otro, de los efectos desastrosos del calentamiento global que los países desarrollados han causado principalmente por sus acciones contaminantes y la producción masiva de CO2.

Sólo basta con observar las difíciles condiciones de Haití, evidenciadas tras el devastador terremoto de Enero de 2010 para comprender la capacidad autodestructiva de una sociedad empobrecida que consumió sus recursos naturales en menos de un siglo, al pasar, por ejemplo, de una superficie arbolada del 60% en 1920 a sólo el 2% en 2006, con sus consecuencias catastróficas en materia de suelos estériles y escasez de agua. Y esta realidad no puede ser entendida pasando por alto un modelo de globalización perversa, implementada sin ninguna consideración humanista y basada en el valor del mercado como categoría dominante y universal. Los países desarrollados en diferentes épocas, España, Francia, y más recientemente EEUU, con el beneplácito de los líderes locales -dictadores o corruptos- saquearon sus pocos recursos naturales y mantuvieron a su población en condiciones de miseria cultural y económica.

La urbanización creciente en Haití, a tasas anuales del 4,5% al finalizar esta década hace prever que en muy poco tiempo este pequeño país de 9 millones de habitantes y 28 mil km2 logre una población urbana superior al 50%, pero en las condiciones más extremas de pobreza, lo cual marcará el abandono paulatino de la agricultura de subsistencia y el incremento de los servicios en las ciudades, pero en su condición más baja, es decir, el trabajo informal (más de dos tercios de la fuerza de trabajo no tiene empleo formal). El desempleo es del 70% y casi el 80% de la población sobrevive con menos de dos dólares diarios.

Haití nos muestra experiencias muy cercanas desde el punto de vista geográfico que permiten ver con los ojos de la tragedia los efectos nefastos de decisiones equivocadas sobre la sociedad y la naturaleza. Y como para rematar, ahora sufren de algunas pestes como el cólera, al parecer importadas por la misión de las Naciones Unidas, pero en todo caso derivadas de la vulnerabilidad por las condiciones de miseria, el hacinamiento y los problemas de higiene pública que no logran superarse tras el terremoto.

Los países ricos llegaron a Haití, se tomaron la foto, prometieron recursos solidarios y hasta hicieron actos de contrición reconociendo su culpabilidad histórica con la tragedia, cuando Clinton reconoció que su gobierno y los productores agrícolas norteamericanos solo les importó producir alimentos baratos para venderlos subsidiados en Haití, quebrando y dejando aún más en la miseria a los campesinos de este país. Después de derramar algunas lágrimas de cocodrilo, desaparecieron. El balance de algunas ONG internacionales es que los recursos prometidos no llegaron, o en todo caso, son tan escasos que aún no superan el 10% de lo prometido.

En el marco de la XVI Cumbre Climática de Naciones Unidas que se celebra en Cancún (México), se dio a conocer un informe de la organización DARA y el Foro de Vulnerabilidad Climática en la cual se revela que un grupo de 184 países recibirá los peores impactos del calentamiento global de aquí al 2030. Obviamente, Haití está catalogado dentro de los 54 países que tienen una vulnerabilidad aguda, es decir, la calificación más alta en aspectos como desastres por clima, impactos por salud y pérdida de hábitat, asuntos que hoy son de suma gravedad pero que continuarán profundizándose en el inmediato futuro.

Sin duda, son los países pobres y atrasados los que están sometidos a las presiones más agresivas de la globalización basada en la competitividad de los mercados y por lo tanto han sufrido sus graves consecuencias expresadas en la desigualdad social, en el consumo irracional de los recursos naturales, la contaminación y producción de CO2 con sus efectos sobre el calentamiento global; han promovido modelos agroindustriales extensivos con efectos letales sobre la calidad de los suelos y, peor aún, están abandonando los pocos avances en productividad industrial y diversidad económica, por un modelo centrado en el terciario superior. En fin, territorios insostenibles en el mediano y largo plazo.

Referencia bibliográfica:

DARA, Climate Vulnerable Forum (2010). Climate Vulnerability Monitor 2010. The State of the climate crisis. Disponible en: http://daraint.org/wp-content/uploads/2010/10/PR_Es.pdf

28 de noviembre de 2010

El método de ensayo y error (I y II)

Algo está sucediendo en Manizales en términos de opinión pública desde que algunos arquitectos estén nuevamente ocupando las páginas de los diarios para controvertir decisiones urbanísticas de gran impacto –negativ0- para la ciudad de Manizales. Desde este espacio saludo esta actitud y por tanto, reproduzco integralmente dos artículos publicados recientemente en el Periódico La Patria por mi colega Jorge Alberto Gutiérrez, profesor de la Universidad Nacional de Colombia.

Por: Jorge Alberto Gutiérrez.

Publicado por el Periódico La Patria (2010-11-10)

Este pareciera ser el “modus operandi” de ésta y muchas de las recientes Secretarías de Tránsito y Transporte del Municipio con el desconcertante resultado de que hecha la primera parte del ejercicio o sea la del ensayo no hacemos conciencia y persistimos tercamente en el error.

Los parámetros para una eficiente movilidad parten de conceptos y sistemas universales que permiten una adecuada legibilidad en el manejo de la ciudad, tanto para los conductores de vehículos como para los transeúntes, sean estos nativos o extranjeros; estamos hablando de un lenguaje conocido en el mundo occidental, con excepción del Reino Unido y los países del Commonwealth que siguen sus dictados y en los cuales, mediante avisos reiterados, se alerta al foráneo sobre el peligro que acarrea esta manera de conducir dado que no están familiarizados con su singular sistema. Por esto es importante señalar el caso de la Avenida de las Araucarias, la del cementerio, hoy sembrada de escuálidos cipreses y regida por el sistema inglés, que en su altanera irresponsabilidad no solo reta a Pávlov y sus perros amaestrados, sino la ley del reflejo condicionado, el conductismo y las sanas costumbres, al menos las de movilidad.

La mezcla de sistemas y la falta de un único sistema para el direccionamiento de calles y carreras, la discontinuidad y cambio permanente del sentido de las mismas, crean enormes dificultades en el desempeño de la ciudad, obligando a sus habitantes a recorridos innecesarios, gastos irracionales de tiempo y de combustible y contribuyen de manera irredenta a generar caos a la vida urbana.

En su homilía dominical el párroco de una de las iglesias del nor-occidente de la ciudad en su disertación sobre el camino del bien y del mal, mientras se dirigía a la feligresía y en ademán de quien es asistido por el Espíritu Santo, dijo que el camino del bien era tan difícil como la intervención hecha por la Secretaría de Tránsito a una cuadra de su sede parroquial. Con eso quería de una manera fácil y didáctica ilustrar a la comunidad acerca de ciertos asuntos teológicos, de paso y tal vez sin quererlo, puso en evidencia la falta de criterio de muchas de las actuales intervenciones de ese despacho: zonas azules que interfieren la continuidad vehicular, algunas con el único y evidente criterio de privilegiar negocios de estrato socioeconómico alto, paraderos de buses en las glorietas o en las curvas, y los buses y busetas parando literalmente donde les da la gana, cambio permanente en el direccionamiento de las vías, tres en la misma cuadra en el lapso de un mes, zonas azules que se ubican y retiran en tan solo 24 horas, señales de tránsito que se superponen unas a otras, hasta alcanzar altos niveles de ilegibilidad, en fin, una serie de actuaciones inconexas que llevan a preguntarse acerca del criterio que las inspiró.

Mientras el campo de acción de la Secretaría de Tránsito se limite únicamente a asuntos menores o de maquillaje y no exista un plan de movilidad diseñado por profesionales y la movilidad se entienda como un problema eminentemente vehicular y la planeación no se conciba de manera integral, las intervenciones seguirán siendo puntuales y solitarias: tal es el caso del túnel de la 52 que hubo que suspender al inicio de su construcción, porque no se tuvieron en cuenta los andenes requeridos para el paso de los peatones, como tampoco se tuvieron en cuenta los sectores que se deberían interconectar, ni la entrega de vehículos en cada uno de sus extremos: una glorieta a todas luces insuficiente del lado de la Avenida Paralela y del otro una escala urbana de barrio incapaz de soportar una solución macro de nivel ciudad.

Otro caso, a mi juicio aberrante, es el del eufemístico Paseo de los Estudiantes que tenía como encargo extender el campus universitario hasta la Avenida Santander y el parque Antonio Nariño solucionando, claro está, la enorme dificultad vehicular presente en el sector, en el que los estudiantes objeto central e inspiradores por derecho propio de esta solución y además, en una ciudad que se precia de ser universitaria y educadora, fueron los más damnificados al ser convertidos en convidados de piedra, solo por la miopía de quien asumió la toma de esta decisión.

Mientras se piense hacer una vía en diagonal por el parque de Caldas para unir las carreras 22 y 23 o construir una bahía vehicular en la Plaza de Bolívar o en el citado parque Antonio Nariño corremos el peligro de reconstruir la ciudad y todo seguirá al arbitrio de los caprichos del mandatario de turno o de las incapacidades manifiestas de su Secretario y se seguirán soslayando entonces, los verdaderos problemas de la ciudad, condenándonos a todos a la pérdida de calidad de vida de Manizales, uno de sus grandes atributos si se mira en el concierto nacional.

No sé porqué siento que no solo estoy hablando a nombre propio.


El método de ensayo y error (II)


Publicado por el periódico La Patria (2010-11-24)

La ovación fue cerrada. Los comentarios a favor originados por el artículo anterior son la expresión de muchos de aquellos que se han sentido interpretados, y su abundancia bien puede entenderse como una especie de plebiscito convocado en torno a la manera como se maneja la movilidad en Manizales. Recordaron lo del cuarto carril en la Avenida Alberto Mendoza, insistieron en que la glorieta al frente de la Universidad Nacional trató, exclusivamente, de privilegiar la movilidad vehicular en contravía del bienestar de una comunidad de más de 5.000 personas pertenecientes a las universidades Nacional y de Caldas y que ni siquiera las que acceden a estos lugares en sus vehículos propios resultaron beneficiadas, pues el caos vehicular en horas pico es evidente, preguntaron acerca del puente peatonal de la carretera Panamericana que debería entregar a la estación Cámbulos del Cable Aéreo y a la Terminal de Transporte. Por eso invito, desde aquí, a que se haga un análisis técnico de los asuntos señalados en él, a fin de contribuir a redireccionar el rumbo de las soluciones parciales implementadas por muchas de las recientes administraciones municipales y se corrija esa falla, ya estructural, derivada fundamentalmente de la ausencia de una visión integral de la ciudad. Aquello de que cada secretaría o instituto descentralizado sea autónomo en las decisiones que son del resorte urbano se constituye, sencillamente, en el umbral de la anarquía.

Cuando se diseñó la Pieza Intermedia de Planificación PIP No. 10 y obtuvo el visto bueno del Consejo Territorial de Planeación y de Corpocaldas, se puso a consideración del Honorable Concejo Municipal para su aprobación. Se tuvo sumo cuidado en presentar una solución urbanísticamente responsable encargada de solucionar los problemas de movilidad generados por el improvisado o mal planeado túnel de la 52. Simultáneamente, a sabiendas o no, (lo que es igual de grave), el Instituto de Valorización Municipal Invama, estaba diseñando otra solución en el mismo lugar y con el mismo objetivo, distinta en todo a la concepción holística[1] que había proyectado la Secretaría de Planeación y que fue formalizada mediante el Acuerdo Municipal N° 714 de 2009. Aunque parezca increíble, estamos ad portas de repetir el mismo error agravando aún más el problema. Es como aquella insólita figura del perro mordiéndose la cola.

La solución de un puente vehicular adyacente al túnel de la calle 52, que es en esencia la que se propone construir el Invama, es a mi juicio y la de todos los arquitectos o técnicos en la materia consultados por mí, no solo inconveniente y anacrónica sino que en su autismo reitera la manera fragmentaria e irresponsable de mirar la ciudad.

Este asunto es antes que nada un problema urbano, es decir, que su solución debe ser atendida por un grupo interdisciplinario liderado expresamente por urbanistas, tal como ya lo había hecho la Secretaría de Planeación; así como la ignorancia debe ser tratada por expertos educadores, o los asuntos de salud por profesionales de la medicina.

En los países del primer mundo, este tipo de soluciones viales en altura (el puente), en contextos urbanos de la escala que nos ocupa, nivel de barrio, están mandadas a recoger, entre otras muchas cosas por la obstrucción e interferencia que hacen, no solo al sector, sino a las edificaciones adyacentes y por el consecuente caos a la movilidad peatonal que ellas ocasionan, amén del deterioro ambiental, es decir, de habitabilidad que arrastran consigo. En Bilbao, por ejemplo, vi implosionar una intersección vial de excelente factura y además hermosa, si se mira únicamente como un objeto de ingeniería, pero por las consideraciones arriba enunciadas y por la ruptura a la armonía urbana se decidió, con el aplauso de los vecinos del sector, echarla por tierra.

Con todo respeto, pero con el derecho que otorga la evidencia, me permito expresar la profunda indignación que me causa la impericia, la improvisación, la insensibilidad estética, la ausencia de un genuino sentido de lo público y el manejo impúdico que se está dando al destino de nuestra ciudad. Y para que no quede duda: además por la subdesarrollada o provinciana idea de que sin puentes, como iconos de modernidad, no hemos llegado al siglo XXI.

La construcción de la ciudad y la formación de ciudadanía nacen de la correspondencia entre la solvencia técnica y la participación ciudadana, dado que el interés en el manejo de la ciudad es únicamente el bienestar de sus habitantes y que la prevalencia del interés colectivo sobre el privado es mucho más que mera retórica política.

Cada una de las secretarías o institutos descentralizados que estructuran la Administración Municipal tienen un encargo específico, una razón de ser; cuando se arrebatan o suplantan sus funciones por otras secretarías u otros institutos, como es el caso de las Piezas Intermedias de Planificación PIP, que son torpedeadas desde la misma Administración, se tergiversa el sentido para el que fueron creadas, la credibilidad se pierde y la brecha, Dios no lo quiera, entre el gobierno y sus ciudadanos tiende a acrecentarse a unos niveles que inexorablemente llevan a umbrales irreversibles de ingobernabilidad.

[1] El holismo considera que el sistema completo se comporta de un modo distinto que la suma de sus partes.

24 de noviembre de 2010

De paraderos a parasoles, o cómo continuar eludiendo un urbanismo inteligente en Manizales.

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A la izquierda, no hay que negar la capacidad recursiva de los contratistas para instalar sus artefactos, pero estas soluciones distan mucho de ser “inteligentes”, especialmente al compararlos con paraderos públicos que ya la ciudad ha ensayado con mejor éxtio (derecha). Fotos Acebedo.

Por: Luis Fdo. Acebedo R

Aún no se han terminado de instalar los nuevos paraderos de buses y ya la ciudadanía no deja de comentar las características atípicas de su diseño e instalación en la ciudad. Nadie se explica por qué en vez de avanzar se tiene que retroceder, o mejor, por qué es necesario “inventar la rueda” –mal inventada por cierto- en cada oficina de la administración municipal.

Manizales había optado por algunas soluciones que podríamos denominar “inteligentes” en materia de amoblamiento urbano, tanto en paraderos públicos como en basureros o módulos de ventas en el espacio público, entre otros. Lo que se esperaba era que con la puesta en marcha del Sistema Integrado de Transporte –SIT- este tipo de alternativas pudieran mejorarse y cualificarse, pero nunca volver a opciones artesanales, de muy poca durabilidad, como las que aún se observan en algunos barrios de la ciudad en condiciones de máximo deterioro y peligro para los ciudadanos.

Una solución inteligente para el amoblamiento urbano implica varias cosas: Por un lado, responder a un proceso de planeamiento asociado al diseño de un sistema de espacio público para la ciudad, de tal manera que no haya lugar a la improvisación; y por otro, incorporar diseños estandarizados con materiales resistentes a las condiciones de la intemperie, innovadores, funcionales al uso previsto, estéticamente bellos, que sean económicos, no tanto en términos monetarios sino por el ahorro energético y su sostenibilidad en el tiempo. Las llamadas “ciudades del conocimiento” avanzan en esa dirección y nos sorprenden de tanto en tanto con soluciones ingeniosas e innovadoras que dignifican la calidad de vida de los ciudadanos.

Aunque en el imaginario de los manizaleños está incorporado el deseo de alcanzar la prestigiosa meta de ser una “ciudad del conocimiento” porque desde hace una década los diferentes planes de desarrollo municipal lo han incorporado como proyecto estratégico, esta administración en particular parece hacer todo lo que está a su alcance para aplazar ese sueño. Quiso sorprendernos con la puesta en operación del Transporte Inteligente de Manizales –TIM- , pero en menos de una semana se evidenció que tan solo fue un mal y burdo intento que significaba buenos ingresos para algunas empresas privadas pero múltiples incomodidades y nuevos costos para los usuarios del transporte público.

La sabia reacción de un juez de la república, echó para atrás el infundio y le exigió al Alcalde y a sus funcionarios hacer lo que había que hacer, es decir, planear una estrategia integral que diseñe todos y cada uno de los proyectos que se derivan de un Sistema Integrado de Transporte –SIT-. Uno de esos proyectos tendría que ser lo que en el POT de la ciudad se definió como “la conectividad física entre todos los centros del conocimiento del municipio y la región a través de intervenciones del espacio público, que conforme una red regional que los identifique, tipifique y conecte físicamente”.

El Alcalde y sus funcionarios quieren seguir escamoteando este mandato del POT, junto con algunas de sus directrices, tales como aquella que reza “No habrá diferencias entre el equipamiento que se ofrezca a la comunidad por la condición rural o urbana de ocupación del territorio”, o incluso esta otra “El municipio racionalizará y expandirá la dotación y el uso de los equipamientos de ciudad, propiciando mecanismos para la debida apropiación por parte de la comunidad”.

Desde el punto de vista urbanístico, nada más irracional que las soluciones de paraderos puesta en marcha por la Administración Municipal, por varias razones:
  • Más que paraderos, son parasoles. Su tamaño reducido poco contribuye a la espera ordenada de un bus o a la búsqueda de un cobijo seguro frente a las lluvias permanentes de esta ciudad de montaña.
  • Son artefactos sin urbanismo. En efecto, las instalaciones de estos objetos se han hecho teniendo el máximo cuidado de no cualificar el espacio público circundante. Se van disponiendo aquí o allá sin un diseño previo de los paraderos, sin cambios en la textura de las aceras, sin nuevos instrumentos de señalética que permitan identificar las rutas de transporte, sin otros mobiliarios de soporte como basureros, mapas de la ciudad, etc.
  • Son soluciones no estandarizadas con diseños artesanales, altamente vulnerables al uso y al abuso. De hecho, el contratista ha tenido que modificar in situ los diseños originales, como por ejemplo el cambio de los tornillos por soldadura. Pero además, son de una alta flexibilidad, según las condiciones del lugar. Ellos tienen la posibilidad de angostarse, crecer, recortarse, todo con el propósito de no alterar el entorno que casi siempre es deficitario en cuanto a las mínimas condiciones que debería tener un paradero público.

Las ciudades del conocimiento se construyen con gobiernos inteligentes. Pero lo que se puede observar es que estas opciones todavía no han llegado a Manizales.

12 de noviembre de 2010

La avalancha de la Quebrada El Perro: ¿Fenómeno natural o crisis del infraestructuralismo?


Así lucían las obras de canalización de la Quebrada El Perro a la altura del sector de Expoferias en mayo de 2010.

Por: Luis Fdo. Acebedo R

Artículo publicado en el periódico El Andino, Edición 121 (del 12 al 18 de Noviembre de 2010)

No se requiere ser especialista para intuir que lo sucedido en la quebrada El Perro, a la altura de la glorieta de Expoferias, obedece a decisiones antrópicas poco integrales e insostenibles en términos económicos, sociales y ambientales. En dos años hemos sido testigos de dos fenómenos de represamiento de la quebrada como consecuencia de las olas invernales que vive la ciudad. Nunca antes se habían presentado situaciones como éstas, ni tampoco con la periodicidad con la que ahora se repiten.

Los antecedentes son claramente identificables. El punto de quiebre se presentó cuando el Alcalde Rivas en el año 2007 decidió crear nuevo suelo urbano sobre las riveras de la quebrada El Perro a la altura de Expoferias, con el propósito de habilitar unos cuantos parqueaderos para incrementar los ingresos económicos de esta empresa. Para lograrlo construyó un box coulvert y sobre él se realizó un relleno con parte de la tierra que salió de la ampliación de la Avenida Alberto Mendoza Hoyos para habilitar el cruce de vehículos sobre la quebrada, desde la Avenida hasta el nuevo suelo creado. Las críticas en su momento no se hicieron esperar, sin embargo, parece inexplicable que Corpocaldas haya dado licencia ambiental a una obra de esta naturaleza que contraviene las normas más elementales de protección de los retiros de las quebradas y las buenas prácticas de esta institución en materia de prevención de riesgos.

Pero la naturaleza tarde que temprano reclama lo suyo y mucho más las cuencas hidrográficas que se han demorado cientos de años en construir sus propios cauces para la circulación de las aguas. El caso de la Quebrada El Perro es especial porque en cuestión de cinco años se convirtió en una cuenca urbana por la expansión de la ciudad sobre sus predios. En las partes alta y media de la cuenca se han ido construyendo nuevas urbanizaciones de estratos medios y altos. A ello se suma el tradicional barrio Chachafruto en la parte baja que surgió por autoconstrucción.

Así pues, el debate sobre esta segunda tragedia anunciada que repite las características de la presentada el 16 de noviembre de 2008, no puede reducirse a la inevitabilidad de un fenómeno aparentemente “natural” como la intensidad de las lluvias, el deslizamiento de tierras y la posterior avalancha; y las soluciones tampoco pueden limitarse a los campos de la ingeniería o la bioingeniería. Se trata, ni más ni menos, de la explotación indebida de la cuenca a partir de múltiples proyectos de urbanización, públicos y privados, junto a otros cambios de uso del suelo que han implicado la deforestación paulatina y el debilitamiento de la capacidad de soporte de su estructura ecológica. Como dice el refrán, los árboles no han dejado ver el bosque, así como el infraestructuralismo en la búsqueda de alternativas a la urbanización irracional ha impedido la ordenación y manejo integral de la cuenca como unidad de paisaje.

Según datos de prensa, se han invertido 4,300 millones de pesos en obras y aún falta otro tanto para verlas culminadas. Son importantísimos recursos que se les han negado sistemáticamente a los habitantes del barrio Chachafruto. Con mucho menos ya hubieran construido un nuevo proyecto de vivienda en óptimas condiciones de seguridad y habitabilidad para estas familias. Algunas de ellas aún siguen sometidas al riesgo, más aún con el represamiento de las aguas en su inmediata vecindad y los materiales que vienen con toda su fuerza de la cuenca alta de la quebrada.

Pero el infraestructuralismo del que estamos hablando no reconoce a los ciudadanos como principales beneficiarios del desarrollo, y mucho menos el adecuado equilibrio con su entorno natural. En este caso, los vehículos privados o la creación de nuevo suelo urbano con fines rentistas han sido los principales beneficiarios de los cuantiosos recursos públicos. La Quebrada el Perro ya se expresó en contra de los desarrollistas; ahora falta que los ciudadanos llamemos a cuentas a los determinadores del gasto público para exigirles que los impuestos que pagamos tan cumplidamente sean devueltos en inversiones que verdaderamente dignifiquen la calidad de vida de los habitantes de Manizales.

6 de noviembre de 2010

IV Premio Caldense de Arquitectura, 2010

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Por: Luis Fdo. Acebedo R

El pasado 03 de Noviembre se llevó a cabo en Manizales la IV versión del Premio Caldense de Arquitectura, un evento cultural organizado por la Sociedad Colombiana de Arquitectos Regional Caldas. Uno de sus propósitos es destacar “aquellos trabajos cuya calidad contribuya a preservar y mejorar los valores urbanos, históricos, ambientales, sociales y culturales del medio en el cual han sido realizados”.

Tengo el agrado de comunicar a mis lectores que el blog “Caleidoscopios Urbanos” recibió el primer premio en la categoría de “Investigación, Teoría y Crítica”, lo cual me ha llenado de satisfacción y alegría. Para participar en esta convocatoria, los artículos de este blog fueron editados bajo la estructura de un libro que espero publicar muy pronto, titulado: “Caleidoscopios Urbanos: Territorios del Conocimiento y Globalización”.

La opinión del jurado fue la siguiente:

"El jurado precisa  destacar el trabajo denominado Caleidoscopios Urbanos: Territorios del Conocimiento y Globalización del Arquitecto Luis Fernando Acebedo Restrepo y lo hace ganador de la presente categoría. Dicho trabajo da cuenta de la mirada crítica y colectiva que hace sobre la ciudad de Manizales en su momento actual, es un trabajo que pretende recoger, desde diversas fuentes y a través de múltiples herramientas, las lecturas del territorio que hacen los eruditos hasta la óptica del ciudadano común. Es una revisión de las acciones y condiciones políticas y sociales que definen el modelo de ciudad con que actualmente cuenta Manizales visibilizando lo sobresaliente que es en algunos aspectos y la sentida decadencia en otros. La mirada holística sobre el territorio que pretende hacerse valida la importancia de acometer trabajos de esta envergadura con tal dedicación y esmero".

Quiero compartir con mis lectores este reconocimiento porque son ustedes los que han hecho posible persistir en el difícil oficio de escribir sobre la Ciudad, la Arquitectura, el Urbanismo y el Territorio, temas que no están propiamente en la agenda principal del debate público, por lo menos en Colombia.

31 de octubre de 2010

La tragedia fáustica del espacio público en el XXXII Festival Internacional de Teatro de Manizales.

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Aspecto de la obra Matricalaka del Grupo de Teatro La Tropa del Eclipse, Perú.
 
Por: Luis Fdo. Acebedo R
 
Artículo publicado en el periódico Textos del Festival Internacional de Teatro de Manizales. Domingo, 31 de octubre de 2010
 
Por segunda ocasión consecutiva la calle se ha convertido en el escenario principal del Festival Internacional de Teatro en la ciudad de Manizales. Esta tendencia implica una democratización de la cultura por la gratuidad y la accesibilidad de amplios públicos, especialmente de colegios y universidades. Ellos han sido, sin duda, los grandes beneficiarios y principales protagonistas de una manera de concebir el teatro sin barreras ni límites artificiales entre espectadores y actores.
 
La relación directa de los diferentes grupos artísticos nacionales e internacionales con los ciudadanos en el espacio público, nos remite a la ciudad como civitas, a los ciudadanos como polis y al espacio público como ágora, máximas expresiones de los orígenes históricos de la democracia. Sólo que en la actualidad esa democracia parece necesario conquistarla cotidianamente en las calles, así como lo público y lo colectivo se han vuelto cada vez más esquivos por una especie de reedición de la última metamorfosis del Fausto de Goethe: El desarrollista.
 
Teatro y ciudad no pueden ser entendidos sino como catalizador de energías colectivas, divertimento, instrumento liberador de emociones; y sobre todo, nuevas fuentes de cultura para una ciudad como Manizales que aún no logra encontrar el camino apropiado para reconocerse como un territorio del conocimiento. Los escasos espacios públicos están contribuyendo a generar esa catarsis al ser aprovechados de manera creativa por los artistas, convirtiendo la ciudad en escenario, palco, camerino o bastidor. No hay límites para recrear las graderías, el amoblamiento urbano, la calle, el bulevar, la plaza o el parque como parte de una puesta en escena sutil, efímera y circense. Y pensar que aún hay personas e instituciones que hablan de la muerte de la ciudad y del espacio público o simplemente lo niegan, a favor de un supuesto predominio de los flujos, la virtualidad o el movimiento veloz sobre las autopistas. Pues no, el teatro de calle y en la calle hacen lo suyo para recordarnos la necesidad de hacer un pare en el camino para revalorar las imágenes y los símbolos del seudesarrollo y las miserias sociales y culturales que traen consigo.
 
El teatro de calle y en la calle tiene la cualidad de establecer una relación estrecha y dinámica con el público, quién se convierte en parte de la obra, la enriquece, la cualifica. Para los actores y actrices, por su parte, se constituye en un enorme reto porque cada presentación es diferente, aunque tengan un libreto y unas acciones previamente definidas. El público tiene que hablarles, sugerirles, abrir compases metafóricos para dar lugar a la improvisación. En la calle, el público camina o se detiene, está sentado o parado, va y vuelve en un constante movimiento. Esta es quizás la principal diferencia con el teatro de sala, en donde casi siempre los elementos están dispuestos previamente y el público es un ente pasivo que observa en la intimidad de su silla.
 
En esta nueva versión del Festival de Teatro, pudimos apreciar diferentes maneras de apropiación cultural de los espacios públicos. Por un lado, aquellos grupos que definitivamente rompen todos los esquemas y se lanzan a la aventura de convertir a la ciudad y a los ciudadanos en escenario y protagonistas de sus propias tragedias cotidianas. Otros, logran desaparecer los muros del teatro de sala y sacan sus obras a la calle buscando nuevos y directos vínculos con sus espectadores; aquí la linealidad de una obra se ve de pronto interrumpida por un gesto o una acción que compromete al público y lo saca de su tranquilidad como espectador, para convertirse en parte de la obra. Y finalmente, aquellos que han evolucionado el tradicional espectáculo circense, incorporando expresiones renovadas de pequeñas historias en escenarios efímeros que se levantan rápidamente, haciendo de la carpa un espacio imaginario y permitiendo que otros rebuscadores de ilusiones también puedan usufructuar el hecho teatral mediante la venta de palomitas de maíz, helados, maní, y por qué no, minutos a celular. Al fin y al cabo, todos tenemos algo de payasos y algo de comerciantes.
 
Una vez más, el Festival Internacional de Teatro pone en evidencia la escasez y precariedad de los espacios públicos de la ciudad. Manizales no ha sido capaz de construir un sistema de espacio público que conecte a los diferentes barrios con su espina dorsal, la carrera 23. Y el Festival de Teatro aún tiene mucho por hacer para garantizar que el telón también se habrá en Solferino, Aranjuez, El Carmen o Corinto, entre otros barrios de la ciudad que claman por actividades distintas a las estrictamente residenciales. Se hace necesario derramar cultura por las laderas de Manizales, desde la carrera 23 hasta las cotas más bajas de las cuencas hidrográficas.
 
La Plaza de Bolívar, El Cable o la Media Torda en el parque Ernesto Gutiérrez siguen siendo los lugares referenciales por excelencia y quizás los pocos espacios públicos cualificados que tienen un uso multifacético como lo demandan las características de la vida contemporánea. La Plaza Alfonso López, por el contrario, sigue sin convocar su uso intensivo para los diferentes actos cívicos, culturales o políticos. El pequeño teatrino o media torta que tiene en uno de sus costados nació como un no lugar, y la plaza pública semienterrada con sus olas de ladrillo y cemento solo invitan al paso, al cruce, pero muy poco a la estancia o a la deliberación.
 
Es que no siempre la arquitectura logra interpretar adecuadamente las demandas de espacio público, así como no necesariamente se vuelve un instrumento de integración social. En no pocas oportunidades, el proyecto arquitectónico cumple más una función aséptica, anulando la dinámica urbana y citadina.
Así pues, nada más apropiado que traer a colación al Fausto de Goethe para sintetizar a través de su metamorfosis la relación entre teatro y ciudad, pero especialmente para criticar ese absurdo espíritu desarrollista de nuestros mandatarios que construyen esos nuevos espacios públicos tan inútiles como escindidos. Precisamente Marshall Berman comenta en su libro Todo lo sólido se desvanece en el aire, parte de la tragedia que ha significado la manipulación y los símbolos del progreso sin sensibilidad ni preocupación por el bienestar social. Dice Berman: “Pero lo que hace que estos proyectos, en lugar de fáusticos, sean seudofáusticos, y que no sean tanto una tragedia como un teatro del absurdo y la crueldad, es el hecho desgarrador –a menudo olvidado en Occidente- de que no sirvieron de nada”.

29 de octubre de 2010

Su-seso Taladro. Transgresores de la libertad urbana

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Dos momentos de la presentación del Teatro Gestual de Chile con su obra Su-seso Taladro en el marco del XXXII Festival Internacional de Teatro.
 
Por: Luis Fdo. Acebedo R
 
Artículo publicado en el Periódico “Textos” del Festival Internacional de Teatro de Manizales. Viernes, 29 de octubre de 2010.
 
El Teatro Gestual de Chile abrió la programación de calle del Festival de Teatro en pleno centro de la ciudad de Manizales. No fue la Plaza de Bolívar como estaba anunciado, sino la calle 22, la protagonista de estos saltimbanquis absolutamente irreverentes y provocadores.
 
En un abrir y cerrar de ojos se tomaron la calle y transgredieron todas las reglas de la movilidad en la ciudad, así como las normas de convivencia ciudadana. Sólo dos actores caracterizados de payasos que se hacen llamar Murmullo y Metralleta, bastaron para convidar a los peatones desprevenidos a usurpar el espacio público asignado a la circulación vehicular, comenzar la transgresión e invitar al zafarrancho. Y allí se armó la fiesta para los de a pie y la tragedia para los motorizados, ávidos de circulación y movimiento. Se alteraron las rutinas y el conflicto fue creciendo hasta los niveles máximos de tolerancia en donde algún peatón o conductor de vehículo pierde la paciencia y exige volver a la rutina de los flujos, la indiferencia y el orden urbano. Hábilmente los actores miden el termómetro colectivo y abren un nuevo compás de espera para que la calle retome su misión. Pero mientras se recupera la normalidad y la disciplina colectiva que impone el ritmo cotidiano de la urbe, se va tejiendo espontáneamente otra oportunidad para originar un nuevo ciclo creciente de acciones teatrales urbanas en donde el conflicto es su base fundamental.
 
Murmullo y Metralleta llegaron a la Plaza de Bolívar en taxi como cualquier turista, pero se negaron inicialmente a bajarse y pagar la tarifa del servicio. Allí la tensión comenzó su ciclo creciente, primero con el conductor y luego con los demás vehículos que debieron esperar unos segundos mientras la situación se configuraba en conflicto. Pero de ahí en adelante y por más de media hora nadie se salvó de hacer parte de la escenografía fugaz y efímera donde todos hacen parte del performance, unos como espectadores y otros como actores de ocasión; algunos, sin darse cuenta, ocupan un lugar protagónico, como aquellos policías que llegaron a cumplir su deber de garantizar la libre movilidad en la ciudad, provocando la rechifla del público, o el conductor de bus que mide el cronómetro para llegar al siguiente paradero y se abre paso, iracundo e intolerante, por entre la multitud agitada y los payasos agitadores, en un ir y venir de propuestas y respuestas actorales, de acciones y reacciones entre actores y ciudadanos.
 
El teatro gestual tiene su fundamento en el clown, pero se alimenta del legado de lo que Bauman (2008, 8) llama “Modernidad Líquida” cuando advierte que “para ellos lo que cuenta es el flujo del tiempo más que el espacio que puedan ocupar: ese espacio que, después de todo, sólo llenan por un momento” y encuentra en la ciudad y sus dinámicas cotidianas su mayor sustento creativo.
 
No hay libretos, excepto la experiencia de los actores que a fuerza de improvisación y trabajo colectivo, encuentran respuestas similares para contextos específicos, porque querámoslo o no los ciudadanos respondemos a códigos de comportamiento entre lo permitido y lo prohibido, mediante la introducción de ciertos dispositivos de seguridad que garantizan una particular manera de entender “la libertad” en el sentido moderno, es decir y como la entiende Foucault (2006, 71) “la posibilidad de movimiento, desplazamiento, proceso de circulación de la gente y las cosas”. Cuando esa “libertad” se ve interrumpida, así sea por las expresiones artísticas, se activan los dispositivos de seguridad para buscar su restablecimiento.
 
Tal cual sucedió el pasado miércoles en el centro de la ciudad. Luego de encontrar la catarsis colectiva, la seguridad urbana desvió los vehículos para facilitar la circulación, dejando a Murmullo y Metralleta sin aliento y sin sustento para continuar el espectáculo por ausencia de conflicto. Entonces, miraron a su alrededor extrañados, sacaron un mapa de la ciudad, identificaron un nuevo cruce vehicular y partieron con “Su-seso Taladro” a otro espacio-movimiento.
 
Referencias bibliográficas:
Bauman, Zygmunt (2008). Modernidad Líquida. Fondo de Cultura Económica, México.
Foucault, Michel (2006). Seguridad, territorio, población. Fondo de Cultura Económica, Argentina.

21 de octubre de 2010

Arquitectura para la integración ciudadana

IMGA0152 Hall de acceso del Centro de Convenciones Plaza Mayor en Medellín, sede principal de la realización de la VII Bienal de Arquitectura y Urbanismo, 2010.IMGA0163 Mayoritaria presencia de jóvenes universitarios, quienes como “esponjas” recibieron una buena dosis de conocimientos sobre la Arquitectura y el Urbanismo en Iberoamérica.
Por: Luis Fdo. Acebedo R

La VII Bienal Iberoamericana de Arquitectura y Urbanismo bajó el telón el pasado jueves 14 de Octubre en la ciudad de Medellín (Colombia). El lema en esta oportunidad fue la “Arquitectura para la integración ciudadana”, quizás por el interés de mostrar las importantes transformaciones urbanísticas que Medellín ha emprendido en las barriadas y comunas de la ciudad a partir de los equipamientos colectivos y los llamados Proyectos Urbanos Integrales (PUI) en la última década. Sin duda, un referente valioso para las demás ciudades colombianas y un loable esfuerzo por dignificar la calidad de vida de los ciudadanos más pobres de la capital paisa.
 
Aún así, me llamó mucho la atención que buena parte de los moderadores de los debates, luego de la presentación de las ponencias, preguntaran insistentemente qué se entendía por “arquitectura para la integración ciudadana” y si este lema había prevalecido en la escogencia de las obras mostradas y premiadas en la Bienal. En realidad no hubo respuestas muy satisfactorias por parte de los jurados, quedando en el ambiente la sensación de que fue más un eslogan que un eje estructurador de los contenidos temáticos de la Bienal.
 
Así parece ratificarlo la publicación impresa que recoge los proyectos seleccionados para este certamen en donde apenas se hacen sutiles menciones a estos conceptos. La Ministra de Vivienda del Gobierno de España precisa en los prolegómenos del libro que “Este lema responde a un cambio de ciclo económico y social, por el que nuestras sociedades también cambiarán. La respuesta desde la arquitectura y el urbanismo debe contemplar ese escenario en el que el despilfarro de recursos, los excesos en la explotación del territorio y el abandono de la ciudad existente ante las oportunidades de los nuevos crecimientos, deberán permutarse por el principio de austeridad, el reconocimiento del ciudadano como objeto último del trabajo del arquitecto y el empleo y búsqueda de las soluciones desde la racional utilización de los recursos naturales”.
 
Por su parte, la Ministra de Cultura de Colombia, advierte en su presentación que, “el espacio público es el lugar en donde todos somos iguales, por eso el reto para los arquitectos y urbanistas constituye lograr construir ciudades más incluyentes, con escenarios que generen apropiación y orgullo de sus habitantes, en donde las diferencias sociales sean menos evidentes”.  El Arquitecto Roberto Fernández (Argentina) como miembro del Consejo Asesor de la Bienal es, quizás, mucho más explícito al afirmar que “La mejora de las relaciones entre las teorías y las prácticas de la arquitectura y el urbanismo, así como las necesidades y expectativas de los colectivos sociales, encuentran en la experiencia de Medellín una vigorosa satisfacción y, probablemente, el señalamiento de un rumbo de vuelta a unir calidad arquitectónica con calidad del espacio público, utopía de la modernidad empañada u obturada por la frivolidad posmoderna”.
 
Evidentemente, la Bienal Iberoamericana dejó más preguntas que respuestas a este interesante debate, pero sobre todo, un gran vacío que aún no se puede o no se quiere llenar para reflexionar sobre el papel de la arquitectura y el urbanismo en la construcción de ciudades y territorios sostenibles, para pensar esa manera de planear y habitar los territorios que vivimos. Desde el punto de vista de los ponentes, contadas excepciones, hicieron alusión a la búsqueda de nuevas opciones de políticas y estrategias orientadas a lo que podría llamarse “la refundación de la arquitectura y el urbanismo” para responder a los nuevos tiempos y a las exigencias profesionales y éticas en épocas del predominio de la globalización de los mercados. Estos temas fueron abordados -yo diría que valientemente por su visión alternativa-, tanto por Alberto Calla de Bolivia, quien planteó los nuevos elementos de política urbana y de vivienda que construye su gobierno con el apoyo de la academia para responder a las particularidades de la situación boliviana y al interés de garantizar el derecho social a la vivienda y al hábitat, como por Mauricio Arana de Montevideo con sus reflexiones sobre la inclusión socio-espacial en Uruguay y los trabajos que desarrollan en las periferias urbanas; e igualmente, las lúcidas reflexiones de José María Ezquiaga de España quien expuso los fundamentos de su propuesta sobre la Refundación del Urbanismo para responder a problemáticas tan agudas como la fragmentación socio-espacial, la dilapidación de los recursos naturales, los procesos de metropolización y nueva regionalización y la gobernanza, entre otros.
 
También fueron muy destacadas las reflexiones de Francisco Mangado de la Universidad de Navarra, España, quien desde la Arquitectura criticó fuertemente la importancia que ha adquirido “la imagen” sobre “los contenidos” en el ejercicio profesional, el sentido endogámico de los arquitectos alrededor del objeto, y a esa idea de “parecer”, más que “ser” como fundamento en los proyectos arquitectónicos. Mangado planteó alternativas orientadas a promover la arquitectura de la investigación, la unidad conceptual frente al contexto, la relación básica entre medios y fines, la Arquitectura del servicio, más que del servilismo, y el trabajo interdisciplinario para dar respuestas más complejas e integrales a los retos espaciales, entre otras.
 
Más que nuevos vientos, sentí que soplan algunas brisas tenues en medio de la tradicional tendencia de las bienales de Arquitectura a concentrarse en los mutuos elogios en torno a la exaltación de las obras de arquitectura como productos escultóricos para ser vistos en las revistas multicolores de Arquitectura. La bienal iberoamericana, que marca algunas diferencias con las bienales promovidas por las Sociedades de Arquitectos, no logra romper definitivamente con esa tendencia histórica pese a que intenta discutir algunos temas más complejos. Sin embargo, la publicación de los resultados sigue siendo un compendio de obras sin procesos, sin contextos ni pretextos.
 
Desde el punto de vista de la participación del gobierno colombiano en este certamen, especialmente del Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial, responsable de la política pública en estas materias, se podría concluir que vamos en la dirección contraria a muchos países de América Latina y de Europa.  En términos de Ordenamiento Territorial, un funcionario anunció lo que podría llamarse una contrareforma a la ley 388/97, como es la tendencia en otros campos complementarios del desarrollo territorial del anterior gobierno y del actual. Quizás el principal aspecto sea la recentralización de muchas competencias que tienen los municipios, mediante la usurpación de funciones por parte de la Nación a través de instrumentos autoritarios como los Macroproyectos y particularmente del rescate legislativo de los Macroproyectos de Interés Social Nacional, declarados inconstitucionales recientemente, así como la renovación urbana en “áreas de importancia estratégica para el país” bajo visiones obsoletas y decimonónicas como la aplicada en el Macroproyecto San José de Manizales, basadas en el desplazamiento intraurbano, la segregación social y la reapropiación de nuevos y exclusivos sectores económicos de los predios y los usos del suelo para procesos especulativos.
 
Triste panorama gubernamental de “desintegración ciudadana” en Colombia en medio de esperanzadoras búsquedas de la arquitectura y el urbanismo en la mayoría de países iberoamericanos.

Referencias bibliográficas:
 
VV.AA. 2010. VII Bienal Iberoamericana de Arquitectura y Urbanismo, Medellín, Colombia. AECID, CSCAE, Ministerio de Cultura, SCA, Alcaldía de Medellín.
Universidad de Antioquia. Arquitecturas habitables. En: Revista Agenda Cultural Alma Mater, N°168, Agosto de 2010.

5 de octubre de 2010

Territorios del conocimiento en la Ecoregión Eje Cafetero. Calidoscopios a partir de tres espejos de representación: Sociedad + Espacio + Conocimiento

 
STIR_EC Visión Endógena de un Sistema Territorial de Innovación Regional para el Eje Cafetero, Colombia. Fuente: Elaboración propia.

Modelo endógeno y exógeno de territorio del conocimiento en la Ecoregión Eje Cafetero, Colombia. Fuente: Elaboración propia.

Estoy preparando la defensa de mi tesis doctoral en Urbanismo con el Instituto de Urbanismo de la Universidad Central de Venezuela. La investigación fue dirigida por el Doctor en Urbanismo, Arquitecto Oswaldo López Bernal, profesor de la Universidad del Valle. Quiero compartir las ideas centrales de este proyecto de investigación con el siguiente resumen de sus principales alcances y resultados.

Por: Luis Fernando Acebedo Restrepo

La investigación se propuso diagnosticar las características espaciales y territoriales que tiene la Ecoregión Eje Cafetero (Colombia) dentro del propósito de ser considerada como un territorio del conocimiento, y formular unas líneas estratégicas de actuación para avanzar en esa dirección desde una visión endógena y sinergética.

Frente a las múltiples interpretaciones teóricas y metodológicas para abordar la construcción de ciudades y territorios del conocimiento en América Latina, la investigación se inscribió en las tipologías exploratoria y explicativa mediante las cuales se debaten los criterios ontológicos, epistemológicos y metodológicos de dos paradigmas dominantes con los que se intenta responder a estas nuevas realidades: Las visiones exógena y endógena.

Para lograr los objetivos, se empleó la metáfora del calidoscopio en donde actúan de manera sistémica y en red las fuerzas motoras del territorio (Espacio, tiempo, innovación y movimiento) en el contexto socio-espacial de la última década (1997-2007). Se evaluaron variables como: Las líneas de deseo (políticas públicas), los sistemas urbano-rurales del conocimiento y la producción, su morfología urbano-regional, el entorno ambiental y los espacios emergentes del conocimiento. Se respondió a las preguntas: Qué se ha hecho (tangibles e intangibles del territorio del conocimiento), cómo se ha hecho (visiones exógena y/o endógena), dónde se localizan lo proyectos innovadores, cuáles actores participan y cómo se organizan para lograr sus propósitos (gestión).

Los resultados conseguidos en esta investigación están enmarcados en dos escenarios: teórico y práctico. Desde el punto de vista teórico, la investigación indagó sobre el “estado del arte” de las investigaciones que abordan el concepto de territorio del conocimiento a partir de la geografía, la economía, el desarrollo territorial y el urbanismo, principalmente. A partir de esa revisión, se propusieron unas líneas estratégicas conceptuales y metodológicas para abordar el análisis de los territorios del conocimiento desde una perspectiva endógena. Desde lo práctico, la investigación desarrolló el estudio de caso en la Ecoregión Eje Cafetero (Colombia) y analizó las condiciones tangibles e intangibles que tiene la región para consolidarse como un territorio del conocimiento.

Con el análisis teórico-práctico fue posible llegar a conclusiones generales como las siguientes: En un contexto de desarrollo desigual de los países, la visión endógena se convierte en una opción preferente para consolidar territorios del conocimiento en ciudades y regiones intermedias. Se trata básicamente de superar la idea de los “karaokes” del conocimiento dado por la repetición de un discurso que tiene origen en otros contextos y realidades, y emprender verdaderos giros calidoscópicos regionales desde donde surjan las potencialidades innovadoras del territorio. Su objetivo prioritario no debe ser el mercado global, sino el conocimiento como factor para superar las condiciones de atraso socio-productivo.

El empleo de la metáfora del caleidoscopio permite dilucidar un camino para explicar cómo operan los diferentes componentes de un territorio del conocimiento; sus principales fuerzas motoras: Espacio, Tiempo, Innovación y Movimiento; sus presupuestos éticos: gobernabilidad, productividad, ecología, equidad social y aprendizaje; y los subsistemas básicos: productivo, reticular, cultural y medioambiental. Sobre las consideraciones anteriores, se propuso un camino para provocar una emergencia sistémica orientada a poner en marcha los Sistemas Territoriales de Innovación Regional de carácter endógeno, sostenible y sinergético.

21 de septiembre de 2010

Agudas críticas en Manizales al proyecto de LOOT.

Por: Luis Fdo. Acebedo R

El pasado lunes 20 de Septiembre de 2010 se realizó en Manizales la Audiencia Pública programada por la Comisión I del Congreso de la República para profundizar en el proyecto de Ley Orgánica de Ordenamiento Territorial presentado por el Ministerio del Interior.

Una gran asistencia, sin duda alguna, y muy representativa de la sociedad organizada del Eje Cafetero. Allí estuvieron Concejales, Alcaldes de varios municipios, diversos gremios, comerciantes, ciudadanos, y por supuesto la academia representada por Alma Mater, la Universidad Nacional, la Universidad Autónoma de Manizales, la Universidad de Manizales, la ESAP, entre otras.

El debate lo abrió la Representante Adriana Franco, quien lideró la organización del certamen en la ciudad y lo cerró el Viceministro del Interior Aurelio Iragorri Valencia. Ambas intervenciones dejaron muy pocas expectativas entre los asistentes, si se tiene en cuenta que la gran mayoría de las opiniones reflejaron fuertes críticas al proyecto. Pero los representantes del gobierno se mantuvieron en la defensa de los asuntos esenciales de la propuesta, es decir, la conveniencia de una “ley de mínimos”, el énfasis en el carácter centralista y redistributivo de las regalías  petroleras y mineras, la creación del Fondo de Compensación Regional –FCR-y la negativa a considerar cualquier propuesta de regionalización diferente a las Regiones Administrativas de Planificación -RAP-.

En general, la academia hizo fuertes reparos a esta propuesta. Criticó tres asuntos fundamentales, entre otros: Por un lado, que bajo la idea de “ley de mínimos” es imposible construir una “ley orgánica”; por otro, la ausencia de territorio y de directrices en los asuntos ambientales; y finalmente, el desconocimiento del derecho al territorio de las comunidades étnicas. Obviamente, los medios de comunicación local silenciaron estas críticas, y por supuesto también, la presencia de las universidades, con lo cual se evidenció el carácter sesgado de esa mayor presencia que se le reclama a las universidades en los asuntos cruciales del país.

Otros temas comunes al resto de los asistentes se presentó con las críticas a la re-centralización, la falta de autonomía en los procesos de regionalización y creación de provincias, la necesidad de organizar el Sistema de Ordenamiento Territorial, entre otros. No pocos asistentes consideraron que bajo estas circunstancias, era mucho más sano que este proyecto de ley se convirtiera en la iniciativa número 19 de LOOT que se hunde en el Congreso. Aunque es poco probable que esto suceda por los intereses económicos que están en juego en el campo del clientelismo electoral, lo cierto del caso es que el Congreso quedará en deuda con el país en cuanto a la aprobación de una verdadera LOOT, y los conflictos sociales, territoriales y ambientales, continuarán profundizándose cada día más. El Viceministro cerró el evento, más no la discusión, con una frase como para enmarcar: El FCR en el proyecto de regalías y en la LOOT es la carne del proyecto, porque ¿para qué unirse si no hay nada que distribuir?

La ponencia que presenté a este evento se puede conseguir en la siguiente dirección:

12 de septiembre de 2010

Las ciudades del no saber qué hacer.

SILOE 1Muñoz En comunidades marginadas y en condiciones de vulnerabilidad como las del sector de SILOE en Cali, la fundación SIDOC con los habitantes del sector y producción local de pinturas en microempresas caseras, adelanta la tarea de pintar en color blanco los muros expuestos y visibles desde prácticamente toda la ciudad. Fotografía: Muñoz, John G. (2009)

El Arquitecto John Geyner Muñoz participó activamente en el conversatorio académico “Lecturas cortas para espacios breves” que lideré en la Universidad San Buenaventura de Cali con estudiantes de la Especialización en Proyecto Urbano. En esta oportunidad, Geyner reflexiona sobre la participación del funcionario público en la formulación del “proyecto urbano” .

Por John Geyner Muñoz[1]

Con frecuencia acostumbramos afirmar que la ciudad hay que dejársela a los que “saben”, a los que saben “construirla”, a los que de alguna manera nos preocupamos por saber mas técnicamente sobre ella, y empezamos a prepararnos para estar calificados y asumir los retos que la construcción de la cuidad implica. Con frecuencia, y teniendo en cuenta nuestra cultura e idiosincrasia, empezamos a eludir los problemas de la ciudad responsabilizando a los que saben del tema para que cuando algo no funcione como debiera, entonces tengamos a quien culpar.

Cuando se observa el actuar de los entes gestores de los cambios, se nota que muchos de esos cambios han surgido de una cierta incertidumbre por parte de los actores municipales en cuanto a que no tienen claro en muchos temas la forma mas correcta de asumirlos, ya sea por una legislación actual mal comprendida o ante todo por que es tomada del modelo español, en donde su cultura, además de tener unos parámetros de comportamiento diferentes, también ha superado y resuelto otros problemas de fondo que terminan afectando la forma de actuar de los ciudadanos en ámbitos básicos como el comportamiento en vía pública, pasando por los temas de infraestructura, hasta llegar a una cultura con una conciencia ciudadana más elaborada y madura.

Al mismo tiempo, en nuestro entorno y ante la necesidad de dar cumplimiento a la legislación actual, los actores gestores representantes del gobierno municipal, se vuelcan no siempre de la mejor manera a permitirle a la ciudadanía, a los “no preparados” a los que supuestamente deberían dejarse llevar de la mano como ovejas a un destino de incertidumbre, al éxito o al fracaso, a lo que el tiempo se encargue de develar. Quizá cuando la solución es menos visible a los cánones y prácticas tradicionales urbanas de cambio, cuando mas complejo se torna sacar del “vademecum” de soluciones predispuestas, es decir, cuando los que sabemos de ciudad no sabemos que hacer, entonces volcamos la atención a los protagonistas de las sociedades y entornos urbanos que pretendemos cambiar.

Nosotros los “preparados” nos dimos cuenta a partir de no saber qué hacer, que la mejor fuente de las soluciones duraderas y mejor aceptadas por las comunidades no solo son las mejores físicamente, si no las que mas impactan positivamente propiciando cambios y transformando socialmente a los entornos inmediatos, quizá por que además de mejorar su hábitat, se convierten en germen del sentido de pertenencia, haciendo sentir orgullosos a su beneficiarios y asegurando de paso una actitud positiva que se transforma semilla de sostenibilidad en el tiempo. Nos dimos cuenta que con este tipo de intervención, trabajando con “los que saben mejor hacer ciudad”, los marginados, los habitantes de las comunas, es posible hacer ejemplo de sociedad.

Un proyecto fundamentado en lo social:

Hoy en día no sólo estamos aprendiendo a construir conciencia de ciudad sino también que en ese proceso de construcción bien enfocado, tenemos la oportunidad de hacer sociedad. Es aquí en donde la integralidad del proyecto urbano como disciplina de análisis pero también de aplicación, juega un papel preponderante como herramienta poderosa para la construcción de ciudad, no sólo a través del trabajo entre disciplinas, sino también en la verdadera interacción con las comunidades, haciéndolas participes, consiguiendo con ellas solución a los aspectos sociales y logrando respuestas formales o de diseño que no se subordinen a los paradigmas estéticos, sino también a las particularidades del lugar para hallar su propia belleza.

Un buen ejemplo de esta simbiosis es en mi concepto, el proyecto de recuperación habitacional “Nuevo Sol de Oriente” , el cual se inicia en el año 2004 impulsado y coordinado por la Empresa de Desarrollo Urbano EDU en los asentamientos de ladera en la zona oriental de la ciudad de Medellín, basado en la elaboración y desarrollo de un modelo de Reasentamiento que identifica la complejidad social, económica, medioambiental y urbana, partiendo de las particularidades del lugar, en pro de la mejora en las condiciones de vida para cientos de familias en el entorno de uno de los proyectos estructurantes de mayor importancia en la ciudad como es el Metro Cable.

El concepto de reasentamiento en la actuación sobre el entorno de la quebrada de Juan Bobo, no sólo se construyó a partir de un discurso de socialización sino que también logró cambiar una realidad centrándose en tres puntos básicos de intervención: a). El mejoramiento ambiental de la quebrada íntimamente ligado a la generación del espacio público como generador de calidad de vida y movilidad a través de la construcción de plazoletas, senderos y puentes peatonales, pasando de 0.5 m²/habitante a 3.17m²/habitante; b) La construcción de vivienda en altura para disminuir la ocupación en planta y recuperar espacio para la quebrada y el peatón; b) El mejoramiento de las viviendas que por sus condiciones físicas, estructurales y de ubicación así lo permitieran, dentro del “Plan Terrazas” como fue denominado, gestionándolo por autoconstrucción.

Con este proyecto quedó muy claro que las verdades y paradigmas creados antes de la intervención en una realidad general, fueron cambiados por la idea de participación e inclusión desde lo social y que no deben asumirse los procesos de creación o transformación de ciudad como una responsabilidad unilateral del estado, supliendo necesidades a una comunidad que debe recibirlas y adaptarse a ellas como un regalo o como gesto caritativo.

Es claro también que el papel del hacedor de ciudad y mas específicamente de aquel que trabaja desde la institucionalidad del estado representada en el funcionario público, debe atender con mayor preocupación el tema de la recuperación o de la construcción de confianza de sociedades cada vez mas esquivas a la paquidermia y escaso control estatal y también más inquieta y activa en los temas de ciudad. Ahora es evidente que quienes creíamos tener la verdad en los temas de ciudad, estamos abocados a la integralidad e interdisciplinariedad, convirtiéndonos en unos verdaderos interpretes de las necesidades de un entorno social, pero también en fabricantes de nuevas realidades.

En unos años, valdrá la pena preguntarse con humildad ¿quiénes le enseñaron a quién? Y ¿Quiénes de verdad supieron qué hacer con la ciudad? ¿Cómo los hacedores de ciudad lograron ser todos como un equipo y cómo entendieron que somos partes de un todo que supo que de las acciones y decisiones que se tomaron hoy, dependió nuestro éxito el día de mañana?.

Bibliografía de referencia:

“HEART FELT HOUSES”. The pilot Project: Housing Consolidation and Environmental Recovery of the “Juan Bobo” streambasin area. En http://www.unhabitat.org/bestpractices/2008/mainview.asp?BPID=1982

Alcaldía de Medellín. 2008. Consolidación habitacional Quebrada Juan Bobo. Medellín, adelante y sin reversa. Presentación.

EDU. (Abril 2007). Juan Bobo hacia una política del hábitat. Boletín Externo Número 5. Medellín.

EDU. (Febrero 2008). Nuevo Sol de Oriente, Viviendas con corazón y sensibilidad social. Boletín Externo Número 25. Medellín

[1] Arquitecto, Especialista en Proyecto Urbano, Universidad San Buenaventura, Cali. jgeyner1@yahoo.com

8 de septiembre de 2010

La participación social como pieza primordial de un rompecabezas llamado “proyecto urbano”.

Rompecabezas Agosto 17 2009 Viviendas palafíticas en el Puerto Turístico de Buenaventura (Fuente: Adriana Jaramillo Botero).

Producto de un conversatorio académico que lideré en la Universidad San Buenaventura de Cali con estudiantes de la Especialización en Proyecto Urbano, surgieron una serie de reflexiones interesantes que estaré publicando en las próximas semanas de manera intercalada con mis propias reflexiones.  El conversatorio lo llamamos “Lecturas cortas para espacios breves” .  El trabajo de la Arquitecta Adriana Jaramillo es producto de esa interesante experiencia.

Por: Adriana Jaramillo Botero[1]


Si pensáramos en el proyecto urbano como un rompecabezas, veríamos la importancia que tiene cada una de sus fichas. Si sólo una de ellas faltara, la imagen estaría fragmentada, en algunos casos ni siquiera se entendería y en el mejor de ellos, se deduciría la figura sin estar completo el juego; pero siempre resaltaría la ausencia de esa pieza. Si asumimos la participación ciudadana como una de las piezas del proyecto urbano, ¿qué podría suceder si se perdiera? Al igual que en un rompecabezas hay algunas piezas más importantes que otras; en algunos proyectos la participación ciudadana será más indispensable que en otros, pero en todos es importante. El éxito de un proyecto, va ligado a la integración que se haga del mismo con la comunidad.

La Constitución Política de 1991 declaró como principio fundamental que Colombia es un Estado democrático y participativo, estableciendo los mecanismos e instrumentos de intervención de todos los ciudadanos en las decisiones que los afectan.

Desafortunadamente, este proceso participativo señalado por la Constitución no se da en todos los casos como debiera. En los últimos años se ven proyectos donde se involucra a la sociedad en la formulación de los mismos, pero estos procesos no se dan porque en la constitución esté escrito, sino porque los profesionales a cargo han visto la necesidad de incluir a la comunidad para llegar a soluciones que sean mejor acogidas, de tal forma que se garantice su duración en el tiempo.

Un ejemplo de buenas prácticas es lo que se está dando en Medellín, y tal como el Arquitecto Alejandro Echeverri (2008) lo comenta en su ensayo de Urbanismo Social para las zonas más pobres y violentas en busca de la sostenibilidad urbana y la equidad social de la ciudad, “Los Proyectos Urbanos son Integrales, esto quiere decir que incorporan de forma simultánea, las obras de urbanismo y arquitectura, los procesos de participación social y apropiación cultural, los proyectos de recuperación ambiental y recuperación de las zonas de riesgo, y la gestión de la coordinación interinstitucional.” En este párrafo se ve claramente cada pieza del rompecabezas del Proyecto Urbano y la importancia que tiene cada una de ellas.

En algunos casos se considera que el beneficiario es aquel que paga, pero esto no siempre es así. Si hablamos de un proyecto urbano donde los directamente implicados son los habitantes de la zona ya sea por que trabajen o residan en ella, serán ellos los verdaderos beneficiarios, puesto que por mas pulcro que quede el diseño del proyecto si no cumple con las necesidades y expectativas de sus moradores no habrá una apropiación por su parte y esto podrá conducir al abandono y deterioro de la zona, en contraposición a lo que el proyecto pretendía.

Para poder cumplir con este propósito es necesario contar con un equipo de trabajo compuesto por profesionales de diferentes disciplinas, una nueva manera de enfrentar al cliente, haciéndolo participe del proceso para alcanzar un producto final de excelencia, que sea bien acogido y tenga todas las características para que perdure en el tiempo. Para esto se debe establecer un contacto directo con la comunidad implicada por medio de diferentes actividades, tales como: visitas domiciliarias, talleres participativos de divulgación de las condiciones actuales de la zona, charlas informativas, reuniones, recorridos, eventos socio - culturales y socio - ambientales que ayuden a la formación de comités de control y al mejor uso de los recursos. Los talleres de participación ciudadana buscan consolidar una visión global de la sociedad implicada, todo esto con el fin de poder establecer lineamientos de trabajo que permitan instaurar directrices factibles de ser incluidas en las políticas de desarrollo urbano.

La participación ciudadana en un proyecto urbano es lo que permite que la sociedad se sienta involucrada y de esta forma respalde el proyecto al sentirlo como propio. De otro modo existirá la sensación de que el proyecto fue impuesto en contraposición a los intereses de la sociedad. Existe un gran reto también en el manejo de este tipo de participación, pues se deben mantener los roles tal como son, en el caso de los arquitectos diseñadores de un proyecto urbano, ellos seguirán siendo los creativos del mismo, pero tendrán como apoyo a la comunidad quienes con una lluvia de ideas y comentarios de experiencias ya vividas, los pueden orientar para que el resultado de dicho proyecto pueda llegar a feliz término respetando los ideales de estas personas, con equidad social, en cumplimiento de las normas éticas del trabajo en comunidad.

El énfasis en lo social y la participación ciudadana son fundamentales para el éxito de un proyecto. Esto exige que los arquitectos y los demás profesionales que trabajan en proyectos para la comunidad, deban modificar la manera en que los abordan. El proyecto urbano puede además verse como una excusa para generar procesos de participación y apropiación comunitaria, pues permite la transformación física de los barrios y su desarrollo a partir de la regeneración del tejido social de las comunidades.

El componente de participación y apropiación ciudadana en el proceso del desarrollo de las obras, promueve el respeto por una comunidad a la que se le están restableciendo sus derechos, generando al mismo tiempo satisfacción hacia los proyectos urbanos, permitiendo la apropiación por parte de la ciudadanía y garantizando la sostenibilidad y la apropiación cultural de los espacios públicos.

Como conclusión, la participación social es una pieza clave dentro de la construcción del rompecabezas del proyecto urbano. Una sola ficha que falte en este rompecabezas distorsionará su lectura.

[1] Arquitecta, Especialista en Proyecto Urbano de la Universidad San Buenaventura

5 de septiembre de 2010

Reflexiones en torno a la Ley Orgánica de Ordenamiento Territorial (LOOT).


Por. Luis Fdo. Acebedo R

El gobierno nacional presentó al Congreso la LOOT con mucha expectativa pero con poca sustancia. Más aún, sus contenidos dejan un ambiente de frustración y preocupación porque definitivamente no se logra avanzar en los aspectos fundamentales que permitan darle cuerpo y coherencia a unas leyes sectoriales, más parecidas a una colcha de retazos que a una verdadera política integral del ordenamiento territorial de la nación.

Hay muchas razones para pensar que esta iniciativa legislativa, apresurada y sin fundamentos conceptuales, será fuente de nuevos conflictos socio-territoriales, pero sobre todo, ambientales. Destaco las siguientes:

a. La ausencia de una visión integral sobre la sostenibilidad como eje estructurante de las relaciones entre naturaleza y cultura, base de la conformación del territorio. Más aún, la reproducción de una vieja concepción que sigue considerando el territorio como una simple mercancía. Esta absurda idea, dominante en el mundo empresarial y en las relaciones desiguales impuestas por los países desarrollados, ha sido la causante del calentamiento global y los daños al planeta.

b. La ignorancia sobre la diversidad del territorio colombiano y muy especialmente, el desconocimiento del territorio marítimo, aéreo y del subsuelo.

c. La negación de hecho y derecho de la diversidad cultural de la nación en cuanto a sus características multiétnicas.

d. La persistencia en ignorar la región como tendencia y expresión universal de una nueva manera de ordenar y administrar el territorio a partir de las redes de ciudades y sus componentes socio-culturales, naturales y ambientales. La imposibilidad real de avanzar en la Región como entidad territorial por los filtros burocráticos que debe sortear en la Comisión de Ordenamiento Territorial y el Congreso, antes de someter la iniciativa a Referendo popular.

e. El estímulo a un nuevo centralismo a partir de darle prerrogativas especiales a la constitución de una Región Administrativa y de Planificación –RAP- entre Bogotá, Cundinamarca y los departamentos contiguos, con personería jurídica, autonomía y patrimonio propio; características que no podrán tener los demás intentos de constitución de RAP en el país.

f. El énfasis en legitimar sistemas de contratación entre el nivel central, las RAP, los departamentos, áreas metropolitanas y municipios, como expresión de un nuevo clientelismo gubernamental y politiquería del más alto nivel, articulado directamente con las nuevas características de la creación del Fondo de Compensación Territorial y la redistribución de las regalías.

g. Las nefastas consecuencias que seguirá trayendo la práctica de ordenar el territorio a partir de los macroproyectos, cuyas características impiden la visión integral del territorio.

No parece ser una característica de “buen gobierno” despachar una ley de tanta trascendencia con un proyecto que por sus características, se parece más a una alternativa burocrática para gastar centralizadamente y a su antojo los abundantes recursos que supuestamente se avecinan por el incremento de las regalías generadas por el reforzamiento de Colombia como país exportador neto de recursos naturales. Pareciera que después de 200 años de independencia, el país seguirá siendo la gallinita de los huevos de oro del mundo industrializado.

Como suele suceder después del triunfalismo post-electoral, el “Pacto Ambiental Colombiano” firmado por el candidato Santos, pasa a la historia con la iniciativa legislativa de la LOOT del Ministro Vargas porque tanto el uno como la otra son incompatibles.

2 de septiembre de 2010

Manizales: Los hijos y las hijas del desconocimiento, y la crisis que debemos superar…

Vacaciones 2009 023
“Cuando el sujeto se eleva a crisis es su obligación pensar y actuar diferente”
Jaime Pineda
Nota del Editor: Hoy tengo el gusto de compartir este espacio con Carolina Jaramillo quien llegó al blog por el interés común de pensar el tema de la “ciudad del conocimiento” desde perspectivas tan atractivas como la juventud y la niñez. Espero que, al igual que yo, encuentren su artículo muy sugerente.
 
Por: Carolina Jaramillo Aguirre[1]
 
Manizales ha sido siempre la ciudad de las puertas abiertas porque es considerada como llena de gente buena, amable y trabajadora, sin embargo esta gente ha sido visiblemente vulnerada dado que en el año 2009 las puertas abiertas no fueron suficientes para librar a la ciudad del bochornoso premio de “La Ciudad con mayor índice de POBREZA del país”.
 
Y es que la pobreza no es sólo falta de trabajo, también deficiencia de inversión en los niños y las niñas, que propenda por garantizarles un ambiente de felicidad, amor y comprensión (Ley de Infancia y Adolescencia) y que de como resultado mayor desarrollo humano, una sociedad más justa e igualitaria y una mejor calidad de vida. En este sentido la pobreza tiene todo que ver en la comprensión del desarrollo humano desde la primera infancia, la niñez y la adolescencia porque valida la importancia de tener una sociedad equitativa e igualitaria, basada en la cultura de la honestidad, la lealtad y la responsabilidad inculcada desde la familia, la escuela y la protección del Estado.

Por lo anterior, es relevante dar a conocer el motivo de tanta pobreza…

VULNERACIÓN y DESPROTECCIÓN a los derechos de los niños, las niñas y los adolescentes en la ciudad:

Según el diagnóstico de la política de niñez, infancia y adolescencia[2] “a noviembre 30 de 2007, Manizales contaba con 63.342 sisbenizados en el rango de edad de 0 a 17 años, lo que representa un 58% de los niños de Manizales. Esta situación justifica la necesidad de intervenciones intersectoriales para garantizar que esa proporción de infantes puedan obtener beneficios que les ayuden a igualar las condiciones de los niños y niñas de mejor calidad de vida”. En este sentido se vulneran los derechos de PROVISIÓN, los cuales se refieren a la integridad e identidad personal y al estatus legal como ciudadanos de un país.

Este mismo diagnóstico presenta grandes diferencias en tanto relación socio-económica por sectores de la ciudad, las cuales se aprecian en la tasa de mortalidad por régimen de salud “La mortalidad de los denominados “vinculados” o “población pobre no afiliada”, es 3.6 veces más alta que la tasa promedio en Manizales y 4 veces mayor que la de la población perteneciente al régimen contributivo” y aquí cabe una pregunta: ¿Será que la Ley de Infancia y Adolescencia hace diferencias socio-económicas para que una ciudad capital presente estos contrastes tan radicales sin temor alguno de lo que esta gente “buena” pueda reaccionar, pensar o quizás hacer al respecto? ¿Qué necesita esta ciudad para tener sus niños y niñas sanas y protegidas en un esquema de universalización de la salud?

Y además de la crisis de la salud, existe la GRAN crisis educativa; porque aunque se ha generado el proceso de bilingüismo, en la ciudad también se cerraron 6 instituciones educativas, ahora cerrarán 3 más, y se incrementó la deserción en la media vocacional y la básica secundaria primordialmente para los jóvenes de los estratos bajos, pues mientras los estudiantes de estrato medio tienen en promedio 12 años de educación, los de escasos recursos sólo alcanzan 7.2 años.

Esta brecha entre estratos socioeconómicos debe ser reducida por medio de políticas públicas de niñez, infancia y adolescencia que posibiliten equilibrar los años de educación indistinto a estrato, comuna o ingreso económico y que combatan directamente el cierre indiscriminado de las instituciones educativas, la extralimitación del libre desarrollo de la personalidad y la focalización de vulnerabilidad en dos o tres comunas de la ciudad. Cabe preguntar entonces, ¿esta es la ciudad eje del conocimiento o la ciudad desvirtuada del mismo?

Para finalizar surge una nueva pregunta: ¿Qué hay detrás de “tanta pobreza”? será una reforma educativa que deja de lado la Ética y Valores además de la Cívica y Urbanidad; una universalización de la salud que no responde a las necesidades de todos los niños y las niñas; y una convivencia de vulnerabilidad socioeconómica en donde se predispone el desarrollo humano a la familia, barrio o comuna a la cual hace parte; una ciudad en donde lo importante está desdibujado por un bonito lema “ciudad internacional de conocimiento con oportunidades para todos” y no en hechos reales que determinen conocimiento con salud, instituciones donde estudiar y familias las cuales respetar; además de oportunidad para adquirir mejor calidad de vida, justicia y equidad.

“Asistimos a un tiempo que da que pensar, lo preocupante es que NO pensamos”
Heidegger



[1] Trabajadora Social. Cristal de Sábila, Plaza de Mercado La Galería.
[2] Alcaldía de Manizales. Anexo 3, Políticas Trasversales.