27 de marzo de 2011

Armando Silva y los imaginarios urbanos en Manizales

El pasado 25 de Marzo el filósofo y doctor en literatura comparada Armando Silva, visitó la ciudad de Manizales y ofreció una conferencia en el Fondo Cultural Cafetero para explicar el sentido de sus amplias indagaciones sobre los imaginarios urbanos, desarrollados principalmente en las principales metrópolis de América Latina, Europa y EE.UU. Tomé amplia nota de sus ideas. Ofrezco al lector mis apuntes.

Propuso desarrollar tres grandes temas:

a. Explicar en qué consisten las investigaciones sobre los imaginarios urbanos.

b. Exponer los métodos e instrumentos para trabajar con los imaginarios urbanos.

c. Plantear la relación entre los centros históricos y los imaginarios urbanos. Un proyecto que integra 23 ciudades de América Latina, Europa y EEUU.

En torno al primer tema, propuso distinguir la ciudad del urbanismo. En el siglo XX es la primera vez en la historia que la ciudad no coincide con el urbanismo. No son equivalentes porque para ser urbano no se requiere vivir en la ciudad. El proyecto está orientado a lo urbano y particularmente al urbanismo ciudadano. Es decir no solo lo físico. En este sentido, es necesario entender que el urbanismo dominante hoy en día es el urbanismo ciudadano.

Planteó la relación existente entre lo real y lo imaginario. La ciudad de los signos es tan importante como la ciudad real. En la sociedad del conocimiento no podrían separarse.

Habló sobre los procesos de crecimiento que se dieron en EEUU formando ciudades no céntricas. Son urbanismos sin ciudad que fueron consolidándose a través de varias tipologías:

Alrededor de las estaciones de gasolina que están sobre el camino, convertidas en lugares de compras, de encuentro, en supermercados. Estos lugares que eran de fuera de la ciudad comenzaron a producir urbanismos. Esto se está expresando también en las ciudades históricas.

Los centros de las ciudades se van desprendiendo. Se van abandonando o habitando por otros sectores sociales.

El hecho tecnológico va descentrando esos espacios. Las personas no frecuentan la ciudad. La ciudad digital empieza a actuar a destiempo de la ciudad real. Da lugar a otro tipo de ciudad. El estar en red ya es un signo ciudadano. Las tecnologías se expanden por todos los sectores sociales. Caso concreto: el celular. En Colombia tenemos más personas conectadas al celular que al agua.

Es difícil entender al ciudadano sin tecnología. Cuando a una persona se le pierde el celular qué pasa? Es distinto a perder el reloj porque está relacionado con el tiempo, pero el celular es perder la conectividad. Eso es una locura, una angustia, nuevos delirios, nuevas desterritorializaciones. Ocurre en la ciudad virtual que es también la ciudad real.

La ciudad se está usando más o menos? Afecta el transporte, la relación de la ciudad con el centro, etc. Las ciudades tienden en principio a usarse menos. Debido al mismo hecho tecnológico. Uso intensivo de la tecnología. Ya muchos no van a los lugares de trabajo. En la universidad aumentan los cursos en línea. Por el lado cultural, hay razones para que se utilicen menos los centros de las ciudades y las ciudades. Los centros son asociados al peligro. Ciertos sectores sociales no van al centro por imaginarios del miedo.

Hay una descentración de los centros históricos por otros, que son los centros comerciales. La ciudad se puede recomponer en sus flujos en unos usos muy localizados. El policentrismo de las ciudades. No se usa toda la ciudad sino un pedacito. Esto tiene muchas complicaciones hacia el futuro desde el punto de vista del urbanismo físico.

En Bogotá, el borde oriental comprendido entre la calle 26 y la 127 y entre la Avenida Circunvalar y la carrera 30, moviliza 3,5 millones de personas; Transmilenio moviliza 600 mil pasajeros. El metro se justifica por eso, aunque si ya no se usa la ciudad, se volvería un elefante blanco. El transporte físico es un elemento determinante de este tema.

Lo real y lo imaginario:

El hecho real, la manera como se representan, es parte del mismo hecho real. Cuando hablamos del imaginario, qué se quiere decir. El imaginario no son solamente las fantasías, no son ilusiones, es la imaginación libre, es lo que no es realidad, poco a poco se va volviendo preciso el concepto. Los imaginarios son visiones del mundo que tenemos. No es utopía. Tampoco es inconsciente colectivo. ¿Qué es hoy en día el Imaginario Urbano?. Tiene que ver con una construcción estética del ser humano. Y en eso se emparenta con el arte y con los sueños, pero no son ni lo uno ni lo otro.

Cuando soñamos estamos dormidos. Si uno no sueña se muere. Es un hecho fisiológico. Es un gran vecino de los imaginarios. Freud lo alcanzó a vislumbrar. El sueño es una actividad nocturna. Los imaginarios son de día y se hacen despiertos, pero los une que son estética. Ya no una estética de arte, sino social.

En el arte, los imaginarios generalmente son hechos por personas preparadas. Tiene que ver con un acto de creación. Actividad consciente. Esfuerzo destinado a producir arte, es una estética del arte. Mientras que los imaginarios siempre serán una estética social. No pueden hacerse individualmente. Son colectivos.

Viene de aspectos más profundos que las palabras. Son los deseos. Los deseos se vinculan con el futuro, con el porvenir. Hay un mismo objeto del deseo que coincide. No es un deseo colectivo, sino que hay coincidencia en el deseo. Es una construcción pública. Va a ser una fuerza estética y por lo tanto tiende a producir formas. No se pueden ver, son invisibles. No es el objeto que se ve. Los imaginarios alimentan las representaciones.

No le tomo fotografía al miedo, sino a la representación del miedo. El imaginario se encarna. ¿Existen imaginarios globales? No existen, porque el imaginario como encarnación funciona comunalmente. El concepto sobre lo glocal se me hace superficial. Cuando hablamos de lo local allí está lo global. Está en mi localidad. Incluso con el concepto del no-lugar. Porque al contrario, los no lugares son los lugares de la contemporaneidad. Hay que usar el concepto del sitio. Los aeropuertos, por ejemplo, no son no lugares, al contrario, son los lugares contemporáneos llenos de emociones.

Se pensó que lo global es lo humano. Es humano tener miedo, pero el miedo se localiza en un sitio y ese sitio es comunal. El terremoto en Manizales es un imaginario del miedo, pero no se da en México o Rio de Janeiro.

Los imaginarios son una teoría estética de los sentimientos sociales incorporados en distintos objetos de la vida cotidiana. Los odios, racismos son imaginarios. El amor, la venganza. Se habla de una sociología de los sentimientos. Los sentimientos nos mueven. En Colombia elegimos a un presidente para acabar con un grupo armado.

Hay unos imaginarios fundantes. Mataron a Gaitán, un imaginario bogotano. Es la realidad construida socialmente, entonces es la realidad. Hay muchos imaginarios. Catástrofes: Haití, Japón, Chile. Hay un imaginario bíblico. Se muestran iguales? No. ¿Por qué en Haití muestran los cadáveres, junto al epígrafe del país más pobre e incivilizado? En Chile no se muestran muertos, sino edificios. No son catástrofes globales. Lo de Japón sí fue global porque lo que pasó allí no sólo fue un terremoto, un tsunami, sino la afectación de las bases nucleares. Este último sí es un imaginario global. Japón fracasa por el tsunami, no por los edificios. Aquí se mostró la furia de la naturaleza porque un país tan desarrollado como Japón no pudo prever el tsunami.

Uno no ve con los ojos sino con los imaginarios.

Técnicas para captar los imaginarios sociales. Técnicas estadísticas y otras técnicas audiovisuales. Estadísticas relacionadas con percepción. Qué calle le huele bien, cuál le trae malos recuerdos. Así se construyen los croquis ciudadanos, que son mapas de afectos. Se trabaja con puntos de vista ciudadano: ciudad de los jóvenes, de las mujeres, de los hombres, etc. En México los mayores le tienen miedo a las tribus urbanas. Se trabaja con los fantasmas urbanos porque no coincide lo empírico con lo imaginado.

Las fotos son otra manera de acercarse. O la prensa para saber cómo se cuenta un hecho urbano. Los archivos sonoros: los ruidos de las calles, la música. El vallenato, por ejemplo, ya no es un género costeño, sino bogotano. Los video-clips de un minuto. ¿Cómo se cruza una calle?, ¿Cómo se come salchicha en Caracas?, etc. Se les confunde con artistas (son filósofos).

No hay que seguir pensando en que tenemos que llegar a un punto en que seremos desarrollados. Es una mentira. No tendremos ciudades desarrolladas. Hay que buscar las formas de ser muy locales en las ciudades. Muchas situaciones como mucha genta o bulla, ya son positivas. Hay que valorizarlas. La calle del tango. El arte es un gran aliado. Los artistas han generado una propuesta política muy importante. El arte público (no la estatuaria) es la que se hace pensando más en los significados del arte.

Diferencia entre paradigma e imaginario. El paradigma es un modelo, el imaginario es del conocer.

Veo absolutamente salvable a Manizales porque tiene tres cosas: La arquitectura de la independencia, el paisaje de montaña (una connotación femenina), la gente (sus emociones, sus compromisos). El proyecto de Manizales es un proyecto fácil. Manizales es excepcional, pero no le quita lo urgente. Se une lo político con lo profesional, lo académico.

Los imaginarios son una teoría del conocimiento. Ciudad y tecnología van a la par. Hay fenómenos de desterritorialización. La casa se ha vuelto muy potente.

Diapositivas, fotografías digitales, videos, ambientes de inmersión táctil: Evolución en el uso de la tecnología. Los libros eran un primer producto, pero ahora se están haciendo películas. Y más recientemente, ambientes de inmersión táctil.

Los Centros Históricos.

Los imaginarios nos habitan. México: Los centros históricos van siendo abandonados por un sector social (alto), entran en cierta decadencia, aumenta el crimen, la inseguridad. Hay un centro de día y otro de noche. Van siendo despoblados. Pérdida del valor de la tierra. Abandono de la parte arquitectónica. Otro tipo de negocios. Pérdida patrimonial.

Buenos Aires funciona muy bien. Todos los sistemas de transporte llegan al centro.

Montevideo. Se hicieron las ramblas que van ordenando el rio y le quitó todo el protagonismo al centro.

México. El señor Slim compró prácticamente todo el centro histórico. Se difundió la noticia de que se invertirán 10 millones de dólares en un museo para valorizar las inversiones inmobiliarias ya compradas. Es la gentrificación y la toma de las corporaciones del centro.

Barcelona privatizó la ciudad y el centro. Ya casi no lo usan los catalanes.

En Quito hay sistema de tranvía y metro bus. Poblado mayoritariamente por sectores indígenas. En la Paz el centro se usa para danzas tradicionales. Bloqueando una avenida se bloquea toda la ciudad. Marcar un uso tradicional del espacio público. En Quito ha habido una derivación hacia una exaltación de culinarias locales.

En Bogotá, en su centro hay un hotel que se llamaba el Intercontinental y se transformó en apartamentos. Salió a venta por apartamentos. Inició en 1 millón y va en 4,5 millones el metro cuadrado.

La actividad cultural como valorizador de la tierra. Son lugares de exhibición, de paso, de experimentación de nuevas tecnologías. Pero el centro sigue siendo el lugar del peligro, del asalto, del miedo. Esos imaginarios hay que trabajarlos.

Sao Paulo. Ciudad muy compleja. Ocho grandes distritos. Muy claro el uso por distritos. En el centro se anuncia que habrá nuevas intervenciones en transporte y de monumentos. Por los lados de la catedral, continuando el monumento a América Latina.

Todos los centros están abocados a ser intervenidos. Una posibilidad es la intervención desde el arte. Se proyecta mucho más a la producción de significados sociales. La estatuaria entra en conflicto con el arte público. El artista público parte del principio de que tocando un pedacito toca toda la ciudad. Se basa en el concepto de efímero, pasa de lo artístico a lo político. El artista trabaja para las memorias colectivas.

En Bogotá hubo una propuesta de la Alcaldía (Gilberto Alzate Avendaño) para premiar proyectos: Un mexicano le llamó la atención que los plátanos crecían en la calle. En la emblemática Avenida Jiménez, alquiló una casa y colgó plátanos. Un japonés hizo un montaje en la iglesia San Francisco en la Avenida Jiménez en donde había que subir la torre principal de la iglesia en andamios y en la cúpula se instaló una sala para mirar la ciudad.

El arte público ha sido un buen aliado para fortalecer procesos identitarios en las ciudades.

10 de marzo de 2011

En el siglo XXI, tejer las utopías del espacio con las sociales.

 

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Por: Luis Fdo. Acebedo R

Palabras en el acto de graduación del Doctorado en Urbanismo de la Universidad Central de Venezuela.

Caracas, 10 de marzo de 2011

Buenas tardes a todas y a todos.

Hoy quiero proponer algunas reflexiones sobre la Utopía, una palabra tan estrechamente ligada al urbanismo desde sus orígenes, entendida como la capacidad de soñar despierto acerca del deber ser, o - como la describiría Tomás Moro-, un “juego del espíritu”. Y me parece pertinente hacerlo justamente porque en el presente siglo, del cual sólo hemos conocido la primera década, ya hemos sido testigos de sorprendentes acontecimientos, casi todos provocados o basados en la nueva revolución tecnológica apoyada en las TICs. Tal parece que en medio de la velocidad y el vértigo que provocan las múltiples espacialidades y temporalidades de la sociedad en red, las utopías -o si se quiere las heterotopías- como las llamó Foucault, se construyen y deconstruyen no solo en la política, sino también en las ciencias.

Ciencia y política son dos aspectos consustanciales a la utopía y también al urbanismo. Pero lo que definitivamente unió ambos conceptos fue su preocupación común por el espacio, esa necesidad que tiene la especie humana de ver materializados los sueños en un lugar fácilmente identificable, en el cual una sociedad determinada cifra sus nuevos valores éticos y establece renovadas relaciones con la naturaleza.

También podríamos afirmar en sentido inverso que el debilitamiento del espacio o su ausencia, ha sido una de las razones principales por las cuales se puede explicar la crisis tanto de la utopía como del urbanismo a lo largo de la historia; en nuestro tiempo esto se expresa como crisis socio-ambiental. Así nos lo sugiere David Harvey cuando propone una especie de integración dialéctica entre el utopismo de forma espacial y el utopismo de proceso social. En ese sentido, dice, “La tarea es, por lo tanto, definir una alternativa, no en función de una forma espacial estática, ni siquiera de un proceso emancipador perfecto. La tarea es reunir un utopismo espacio-temporal –un utopismo dialéctico- enraizado en nuestras posibilidades presentes y que al mismo tiempo apunte hacia diferentes trayectorias para los desarrollos geográficos humanos desiguales” (Harvey, 2007: 226).

Ustedes se preguntarán hacia dónde quiero llegar con estas reflexiones sugerentes, aunque un tanto complejas y probablemente aburridas para estos momentos de celebración. Simplemente para explicarles porqué llegué a este Doctorado y cuáles fueron mis expectativas iniciales y los logros alcanzados. Mis colegas en Colombia siempre vieron con sorpresa mi decisión de hacer un doctorado en Venezuela. ¿Por qué no en Europa o EE.UU?, me preguntaron. Uno de sus cuestionamientos era que la Caracas de hoy es la expresión de la crisis urbana, social y política de este país. Luego, concluían, no sería un buen referente para aprender de urbanismo porque Caracas podría ser más un modelo de anticiudad que de ciudad. Mi respuesta inicial fue que yo quería estudiar la ciudad latinoamericana con todos sus conflictos y sinsabores. Pero hoy puedo decir de manera más argumentada que Venezuela, y particularmente Caracas, me brindaron la posibilidad de profundizar nuevamente en la relación entre utopía y urbanismo al tratar de comprender los diferentes proyectos de espacio, territorio y sociedad que se debaten en este país de conflictos, de sueños inconclusos, de imaginarios, deseos y fantasías por realizar, tanto en la vida diaria como en la construcción de sociedad y de país.

Aquí pude acercarme a muchos temas de debate propios del urbanismo latinoamericano que seguramente no hubiera podido encontrar en otros continentes: las culturas políticas emergentes; la crisis del llamado “Proyecto Moderno”; la globalización de los mercados o de las ciudades y la revalorización de los territorios locales; los nuevos imaginarios socio-espaciales en disputa; los debates en torno a la concentración versus la descentralización, o la “transición posmetropolitana” de las grandes megas, al decir de Edward Soja (2005); las remozadas disyuntivas entre “urbanistas” y “desurbanistas”; el extravío de la ciudadanía en medio de la politización de la sociedad. En fin, ningún tema parece inocuo o superficial en medio de esta Caracas que Tomás Eloy Martínez calificó como “desordenada y absurda”, advirtiendo que no podría ser de otro modo porque entonces los caraqueños no podrían amarla tanto.

Con semejante apertura de temáticas que sobrepasaron todas mis expectativas, yo no podría sino estar profundamente agradecido con la Universidad Central de Venezuela, con la Facultad de Arquitectura y Urbanismo y obviamente con el Doctorado en Urbanismo, por facilitarme el acercamiento a sus realidades socio-espaciales que tanto me han ayudado para sentir que la culminación satisfactoria de este esfuerzo académico sólo significó para mí el inicio de nuevas preocupaciones intelectuales. Tenía razón un colega cuando me dijo que el doctorado no se termina sino que se abandona… Y luego se retoma una y otra vez porque la investigación es una especie de liberación del pensamiento.

Los graduandos de hoy seguramente compartirán conmigo un viento fresco que recorre nuestros cuerpos, luego del esfuerzo y el sacrificio que representó la culminación exitosa de varios años de estudios y un tiempo valioso en el que no pudimos estar tan cerca de nuestras familias como hubiéramos querido. Veo muchas caras de satisfacción, no sólo de ustedes, sino también de los familiares que los acompañan, así como de los profesores tutores porque este logro es compartido. Al fin y al cabo, durante el paso por la universidad se generan nuevos lazos de amistad entre toda la comunidad académica, incluido el personal administrativo que le da soporte a los programas. Todos haciendo causa común para que este momento feliz y sublime se materialice.

Finalmente, quiero dedicar unas últimas palabras de gratitud a mi esposa Lily y a mi madre. Dos mujeres que me han acompañado en la búsqueda de mis propias utopías, algunas veces frustradas.

Hubiese querido mucho que mi madre estuviera aquí presente, como lo estuvo hace 32 años cuando me gradué de bachiller con buenas calificaciones. En esa época me tocó pronunciar mi primer discurso en un acto de graduación; este es el segundo. Justo en ese año a mi madre le tocó emprender la utopía más importante de su vida, continuar sola la tarea de la educación de sus hijos ante la ausencia repentina y definitiva de mi padre. Ella debe sentirse muy orgullosa en este momento en la tranquilidad de su sofá. Gracias, mamá, porque has sabido esperar (me) tejiendo, que es otra manera de hacer realidad los sueños.

5 de marzo de 2011

Peñalosa quiere ser “Haussmann”: Un dictador para Bogotá.

Por: Luis Fdo. Acebedo R

Ahora que Peñalosa ha sido ungido como el candidato del Partido Verde para ocupar la alcaldía de Bogotá y adicionalmente reclama como coequipero al expresidente  Alvaro Uribe Vélez, es conveniente hacer algo de memoria en torno a lo que significó su paso por esta dignidad en el período 1998-2000. De mis archivos retomo un artículo que hice cuando cumplió sus primeros 100 días de gobierno, absolutamente premonitorio de lo que en realidad representó Peñalosa para la ciudad. ¿Querrán los bogotanos seguir andando ese camino?.

ENRIQUE PEÑALOSA


“Con seguridad, con iluminación, las fuerzas del mercado por sí solas van a dar una vida al Centro”. Enrique Peñalosa, 1998

Los primeros 100 días de gobierno de Enrique Peñalosa en la Capital permiten augurar lo que será el resto de su mandato: una fuete de contradicciones y luchas permanentes con los pobres de la ciudad.
Contrario a su planteamiento de querer “una ciudad más humana”, el Alcalde ha comenzado con la política de erradicaciones del comercio informal del Centro de la ciudad que ha dado mínimas posibilidades de supervivencia a centenares de familias pobres tradicionalmente segregadas y marginadas de una opción digna de empleo.
El “humanismo” preconizado por Peñalosa no se diferencia en nada del de sus antecesores, quienes a través de políticas de expulsión y represión de los subempleados pretende recuperar la calidad de vida en el Centro de la ciudad. Es el mismo problema de todas las ciudades latinoamericanas abordado con las mismas políticas que nunca han dado resultado, pues una acción de desalojo en un sector del Centro termina por reproducir el problema unas cuadras más adelante.
Desde luego, los gobernantes son conscientes de eso y lo aceptan tácitamente porque nunca tienen soluciones de empleo realmente sólidas para acabar con la informalidad. El asunto más importante en estos casos, es el intento por generar nuevas y más sustanciosas plusvalías urbanas en lugares deteriorados del Centro, que a través de acciones de “limpieza social” e inyección de capital puedan ser objeto de especulación inmobiliaria por medio del derrumbe de las construcciones viejas y el levantamiento de nuevos proyectos que revaloricen la tierra urbana.
En el caso de la Plaza de San Victorino, legendario centro de abasto, el Alcalde pretende dejar huella con un Proyecto, o más bien una decisión de escritorio, llamada “Parque Tercer Milenio” que implicaría derrumbar más de 20 manzanas, desde la calle 13 hasta la calle 6, llevándose por delante a todo el comercio informal de la zona –que paga arriendo mediante contrato con la propia alcaldía desde hace varias décadas- y la legendaria “calle del cartucho”, que es apenas una pequeña muestra del crecimiento de la indigencia y la marginalidad en la ciudad.
Este proyecto junto a otros que están planteados a todo lo largo de la calle 13 indican que una gran parte de las inversiones del Distrito, pero sobre todo del capital privado nacional y extranjero, se ubicarán sobre este sector de la ciudad, por donde además, pasará la línea del Metro y la Troncal de Buses. Como se sabe, la familia Peñalosa tiene sus intereses particulares en la Zona Franca y ha planteado de tiempo atrás la política de apertura de parques como instrumento de revalorización inmobiliaria. Pero también el grupo Santo Domingo, las familias Pastrana y Puyana y otros grupos económicos son a la vez “lotifundistas” de la periferia occidental de la ciudad y tienen sus intereses particulares en los Macroproyectos urbanos que están planteados sobre el eje de la calle 13, tales como la Troncal de transporte, las vías periféricas de interconexión regional, los proyectos de vivienda suntuaria, la canalización del rio Fucha y la recuperación del rio Bogotá, entre otros. Estos dos últimos habilitarán importantes áreas de lotes para desarrollo urbano.
Peñalosa quiere convertirse en todo un Haussmann para Bogotá: aquella tristemente célebre figura de París de mediados del siglo XIX, quien como todo un dictador reformó y revalorizó la ciudad abriendo grandes avenidas y expulsando a los obreros de sus céntricas viviendas hacia la periferia de la ciudad, sin ninguna garantía.
Al “humanismo” oligárquico de Peñalosa es necesario oponerle el humanismo social de los demócratas.