26 de julio de 2010

Terminal sin terminar.

Por Luis Fdo. Acebedo R

Hace más de un año que está en funcionamiento la nueva Terminal de Transportes Intermunicipales de la ciudad de Manizales en el sector de Los Cámbulos, sin mayores avances en la culminación definitiva del proyecto. El esfuerzo de los arquitectos e ingenieros por diseñar una obra de apariencia moderna se ha visto opacada por la decisión de la administración municipal de abrirla al público sin terminar, por lo cual no ha permitido valorar este proyecto arquitectónico y urbanístico en su real dimensión y alcances.

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Aspecto panorámico del área de espera de la Terminal Intermunicipal de Manizales.

Internamente, los espacios generosos de la sala de espera expresan una ausencia de mobiliario adecuadamente dispuesto para recibir a los viajeros. Las sillas se encuentran tiradas aquí y allá, no hay cestas de basura, mucho menos pantallas informativas que den cuenta de las horas de llegada o salida de las rutas; las puertas de salida no se encuentran debidamente señalizadas para reconocer las empresas que prestan el servicio o el lugar de abordaje de los pasajeros según su destino. Nada contribuye a la prestación adecuada del servicio del transporte como le corresponde a una Terminal intermunicipal de pasajeros recién inaugurada en donde se esperaría el cumplimiento de los máximos estándares nacionales e internacionales para la operatividad de este tipo de equipamientos.

Las plataformas de acceso a los buses intermunicipales siguen siendo lodazales que en períodos de invierno como los que estamos atravesando se convierten en verdaderos dolores de cabeza para los usuarios y conductores de los vehículos. Ellos deben acudir al ingenio y la iniciativa “paisa” para buscar soluciones inmediatas como por ejemplo, llenar los huecos a pico y pala para evitar estropear sus maquinas y brindar algo de seguridad al abordaje de los pasajeros.

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Trabajos de mantenimiento de las plataformas de abordaje de taxis y microbuses a cargo de los conductores de servicio público.

Las obras de urbanismo asociadas a la seguridad y al confort de los peatones definitivamente no llegan, dejando a los usuarios a merced de las inclemencias del tiempo o sometidos a la constante amenaza de un accidente de tránsito.

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A la derecha, cruce a nivel sobre la Avenida Panamericana (Regional) sin semaforización para peatones. A la izquierda, aceras peatonales que terminan en cualquier parte, poniendo en peligro a los peatones.

Entre tanto, el mercado inmobiliario en los alrededores de la Terminal de Transportes comienza a reaccionar lentamente, tal vez por el hecho de que a un año largo de haberse inaugurado, este proyecto sigue inconcluso o en obra negra. De manera espontánea, van apareciendo pequeños negocios, algunas ofertas hoteleras de dudosa calidad, servicios al transporte, entre otros. Todos ellos van presagiando la suerte que le espera a un sector históricamente residencial sometido a las presiones de los particulares por los cambios de usos.

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A la izquierda, nuevos usos del suelo en los barrios residenciales contiguos a la Terminal de Transporte. A la derecha, lote habilitado como parqueadero del parque automotor de la Terminal y al fondo, uno de los primeros hoteles improvisados en el segundo piso de un restaurante.

imageUna triste sorpresa me llevé cuando recientemente visité como usuario estos equipamientos. El parqueadero externo, abierto al público, está sin pavimentos, ni señalización e iluminación; sencillamente un potrero de arena afirmada. Aún así, esta realidad no podría inquietarme puesto que ha sido una constante la entrega incompleta de las infraestructuras públicas por parte de esta administración. La verdadera sorpresa fue encontrarme con unos estacionamientos en donde resulta imposible parquear un vehículo porque no cuentan con las mínimas medidas requeridas. Los hay de 1,50 o de 2 metros de ancho, para el caso es lo mismo. Los ciudadanos desconcertados intentan infructuosamente utilizar estos parqueaderos rayando sus vehículos contra los andenes o golpeando a los otros carros estacionados. Es verdaderamente una ofensa a la inteligencia colectiva y una estafa al erario público.

Si las autoridades municipales aún no han sido capaces de entregar esta obra pública completamente terminada, adecuadamente dotada y con los estándares de calidad que se requieren, mucho menos podrá liderar los procesos de reordenamiento y planificación de los usos del suelo del sector para evitar su deterioro paulatino y progresivo. Sólo a estas últimas administraciones le cabe la responsabilidad histórica de haber construido unas nuevas infraestructuras que en vez de provocar la cualificación de los espacios públicos propios y adyacentes, signifique su deterioro progresivo, aún antes de haberlas terminado. La administración de Juan Manuel Llano en particular, bien podría caracterizarse como la de “la primera etapa”, con lo cual se intenta ocultar la improvisación y el mal gobierno de la ciudad.

18 de julio de 2010

El medio ambiente y la reorganización de los ministerios.

 

Vacaciones 2009 243

Por: Luis Fdo. Acebedo R

El presidente electo Juan Manuel Santos ha anunciado la división del Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial –MAVDT- en dos nuevos ministerios, a saber: Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible y Vivienda, Ciudad y Territorio. La alternativa aparentemente se ha justificado por el interés de devolverle la autonomía a los temas ambientales para abordarlos especialmente desde la perspectiva ecológica, ahora que ya nadie parece ignorar la degradación de los conflictos ambientales en el mundo y por supuesto en Colombia por cuenta de unos modelos de desarrollo totalmente insostenibles. Para el efecto, se ha designado a la bióloga Sandra Bessudo como nueva Ministra de esa cartera, quien se ha dedicado a la protección de la biodiversidad en algunos ecosistemas marinos a través de su Fundación Malpelo.

Del ministerio de Vivienda y Desarrollo Territorial se ha hablado poco, excepto por el  interés del nuevo gobierno de darle un nuevo impulso a los proyectos de vivienda, un tema en el que se vienen rajando todos los gobiernos desde hace varias décadas, toda vez que la construcción de nuevas soluciones habitacionales siembre ha sido inferior al crecimiento exponencial de la demanda por cuenta de su ligazón y dependencia del sistema financiero privado. No en vano, se anunció la designación de Beatriz Uribe, asidua representante de los promotores inmobiliarios desde hace varios años, como Ministra de esta nueva cartera, con lo cual las inquietudes se multiplican.

Habrá que esperar la manera como se implementarán estas medidas pues los simples compromisos de campaña electoral no son garantía de cambios importantes en los temas del ordenamiento ambiental y territorial de la nación y las regiones. De hecho, los primeros anuncios dejan más preocupaciones que buenas expectativas, sobre todo cuando comienzan a develarse los nuevos proyectos mineros a cielo abierto y la posibilidad de convertir a Colombia en un exportador neto de recursos naturales en un mundo globalizado que compite por conocimiento e innovación. Como se sabe, los inversionistas privados odian cualquier tipo de regulación que implique el uso de tecnologías orientadas a mitigar los impactos ambientales, a proteger la biodiversidad y las fuentes de agua. Y obviamente, los gobiernos han preferido la seguridad jurídica para la protección del capital extranjero y no la sostenibilidad ambiental para la protección del medio ambiente y la calidad de vida de las especies animales y vegetales, incluyendo la humana.

La creación del MAVDT en el gobierno que declina, por ejemplo, fue anunciada como una posibilidad de lograr una mayor integración entre medio ambiente y desarrollo con criterios de sostenibilidad, más sin embargo, resultó todo lo contrario: Un ministerio de segunda categoría completamente laxo en los asuntos ambientales, más orientado a promover la explotación irracional de los recursos naturales y la desregulación en materia de ordenamiento territorial, debilitando los POT municipales al punto de superponerles los Macroproyectos de Interés Social Nacional –MISN- como instrumentos centralizados,  y autoritarios de mayor jerarquía. Se impuso la “confianza inversionista” sobre la sostenibilidad ambiental y con ello se borró de  un tajo los avances alcanzados en la constitución de 1991, haciendo de estos últimos y largos años una década perdida en procura de lograr ciudades y territorios sostenibles.

Sólo queda esperar que el Pacto Ambiental Colombiano que suscribieron los precandidatos presidenciales y que ahora compromete al electo presidente Santos, sea inspirador de las reformas que se prevén en esta materia y que no sea uno más de los compromisos políticos de campaña que se abandonan cuando comienzan a gobernar. El compromiso, como dice el pacto de marras es “ir reemplazando un modelo de desarrollo insostenible por otro que coloque la sostenibilidad como el empeño primordial de la sociedad colombiana y de su gobierno”. La verdad es que quizás el primer paso no sea de orden organizativo como la creación de dos nuevos ministerios, sino el debate en torno a ese nuevo modelo de desarrollo, que por lo que se ha anunciado, no tendrá lugar en el nuevo gobierno al declararse continuador del que tanto daño le hizo a la sostenibilidad ambiental en los últimos años.