5 de diciembre de 2010

Haití: Aprisionado entre la globalización neoliberal y el calentamiento global.

Haiti

Fuente de imagen: http://desdeunsegundopiso.blogspot.com/2010/04/aviso.html

Por: Luis Fdo. Acebedo R.

Haití es el país de América que resume la mayor tragedia humanitaria del siglo XXI derivada, por un lado, del modelo de globalización neoliberal aplicado a países pobres cuya única alternativa en la división internacional del trabajo es exportar materias primas para los países ricos, y por otro, de los efectos desastrosos del calentamiento global que los países desarrollados han causado principalmente por sus acciones contaminantes y la producción masiva de CO2.

Sólo basta con observar las difíciles condiciones de Haití, evidenciadas tras el devastador terremoto de Enero de 2010 para comprender la capacidad autodestructiva de una sociedad empobrecida que consumió sus recursos naturales en menos de un siglo, al pasar, por ejemplo, de una superficie arbolada del 60% en 1920 a sólo el 2% en 2006, con sus consecuencias catastróficas en materia de suelos estériles y escasez de agua. Y esta realidad no puede ser entendida pasando por alto un modelo de globalización perversa, implementada sin ninguna consideración humanista y basada en el valor del mercado como categoría dominante y universal. Los países desarrollados en diferentes épocas, España, Francia, y más recientemente EEUU, con el beneplácito de los líderes locales -dictadores o corruptos- saquearon sus pocos recursos naturales y mantuvieron a su población en condiciones de miseria cultural y económica.

La urbanización creciente en Haití, a tasas anuales del 4,5% al finalizar esta década hace prever que en muy poco tiempo este pequeño país de 9 millones de habitantes y 28 mil km2 logre una población urbana superior al 50%, pero en las condiciones más extremas de pobreza, lo cual marcará el abandono paulatino de la agricultura de subsistencia y el incremento de los servicios en las ciudades, pero en su condición más baja, es decir, el trabajo informal (más de dos tercios de la fuerza de trabajo no tiene empleo formal). El desempleo es del 70% y casi el 80% de la población sobrevive con menos de dos dólares diarios.

Haití nos muestra experiencias muy cercanas desde el punto de vista geográfico que permiten ver con los ojos de la tragedia los efectos nefastos de decisiones equivocadas sobre la sociedad y la naturaleza. Y como para rematar, ahora sufren de algunas pestes como el cólera, al parecer importadas por la misión de las Naciones Unidas, pero en todo caso derivadas de la vulnerabilidad por las condiciones de miseria, el hacinamiento y los problemas de higiene pública que no logran superarse tras el terremoto.

Los países ricos llegaron a Haití, se tomaron la foto, prometieron recursos solidarios y hasta hicieron actos de contrición reconociendo su culpabilidad histórica con la tragedia, cuando Clinton reconoció que su gobierno y los productores agrícolas norteamericanos solo les importó producir alimentos baratos para venderlos subsidiados en Haití, quebrando y dejando aún más en la miseria a los campesinos de este país. Después de derramar algunas lágrimas de cocodrilo, desaparecieron. El balance de algunas ONG internacionales es que los recursos prometidos no llegaron, o en todo caso, son tan escasos que aún no superan el 10% de lo prometido.

En el marco de la XVI Cumbre Climática de Naciones Unidas que se celebra en Cancún (México), se dio a conocer un informe de la organización DARA y el Foro de Vulnerabilidad Climática en la cual se revela que un grupo de 184 países recibirá los peores impactos del calentamiento global de aquí al 2030. Obviamente, Haití está catalogado dentro de los 54 países que tienen una vulnerabilidad aguda, es decir, la calificación más alta en aspectos como desastres por clima, impactos por salud y pérdida de hábitat, asuntos que hoy son de suma gravedad pero que continuarán profundizándose en el inmediato futuro.

Sin duda, son los países pobres y atrasados los que están sometidos a las presiones más agresivas de la globalización basada en la competitividad de los mercados y por lo tanto han sufrido sus graves consecuencias expresadas en la desigualdad social, en el consumo irracional de los recursos naturales, la contaminación y producción de CO2 con sus efectos sobre el calentamiento global; han promovido modelos agroindustriales extensivos con efectos letales sobre la calidad de los suelos y, peor aún, están abandonando los pocos avances en productividad industrial y diversidad económica, por un modelo centrado en el terciario superior. En fin, territorios insostenibles en el mediano y largo plazo.

Referencia bibliográfica:

DARA, Climate Vulnerable Forum (2010). Climate Vulnerability Monitor 2010. The State of the climate crisis. Disponible en: http://daraint.org/wp-content/uploads/2010/10/PR_Es.pdf