Dos momentos de la presentación del Teatro Gestual de Chile con su obra Su-seso Taladro en el marco del XXXII Festival Internacional de Teatro.
Por: Luis Fdo. Acebedo R
Artículo publicado en el Periódico “Textos” del Festival Internacional de Teatro de Manizales. Viernes, 29 de octubre de 2010.
El Teatro Gestual de Chile abrió la programación de calle del Festival de Teatro en pleno centro de la ciudad de Manizales. No fue la Plaza de Bolívar como estaba anunciado, sino la calle 22, la protagonista de estos saltimbanquis absolutamente irreverentes y provocadores.
En un abrir y cerrar de ojos se tomaron la calle y transgredieron todas las reglas de la movilidad en la ciudad, así como las normas de convivencia ciudadana. Sólo dos actores caracterizados de payasos que se hacen llamar Murmullo y Metralleta, bastaron para convidar a los peatones desprevenidos a usurpar el espacio público asignado a la circulación vehicular, comenzar la transgresión e invitar al zafarrancho. Y allí se armó la fiesta para los de a pie y la tragedia para los motorizados, ávidos de circulación y movimiento. Se alteraron las rutinas y el conflicto fue creciendo hasta los niveles máximos de tolerancia en donde algún peatón o conductor de vehículo pierde la paciencia y exige volver a la rutina de los flujos, la indiferencia y el orden urbano. Hábilmente los actores miden el termómetro colectivo y abren un nuevo compás de espera para que la calle retome su misión. Pero mientras se recupera la normalidad y la disciplina colectiva que impone el ritmo cotidiano de la urbe, se va tejiendo espontáneamente otra oportunidad para originar un nuevo ciclo creciente de acciones teatrales urbanas en donde el conflicto es su base fundamental.
Murmullo y Metralleta llegaron a la Plaza de Bolívar en taxi como cualquier turista, pero se negaron inicialmente a bajarse y pagar la tarifa del servicio. Allí la tensión comenzó su ciclo creciente, primero con el conductor y luego con los demás vehículos que debieron esperar unos segundos mientras la situación se configuraba en conflicto. Pero de ahí en adelante y por más de media hora nadie se salvó de hacer parte de la escenografía fugaz y efímera donde todos hacen parte del performance, unos como espectadores y otros como actores de ocasión; algunos, sin darse cuenta, ocupan un lugar protagónico, como aquellos policías que llegaron a cumplir su deber de garantizar la libre movilidad en la ciudad, provocando la rechifla del público, o el conductor de bus que mide el cronómetro para llegar al siguiente paradero y se abre paso, iracundo e intolerante, por entre la multitud agitada y los payasos agitadores, en un ir y venir de propuestas y respuestas actorales, de acciones y reacciones entre actores y ciudadanos.
El teatro gestual tiene su fundamento en el clown, pero se alimenta del legado de lo que Bauman (2008, 8) llama “Modernidad Líquida” cuando advierte que “para ellos lo que cuenta es el flujo del tiempo más que el espacio que puedan ocupar: ese espacio que, después de todo, sólo llenan por un momento” y encuentra en la ciudad y sus dinámicas cotidianas su mayor sustento creativo.
No hay libretos, excepto la experiencia de los actores que a fuerza de improvisación y trabajo colectivo, encuentran respuestas similares para contextos específicos, porque querámoslo o no los ciudadanos respondemos a códigos de comportamiento entre lo permitido y lo prohibido, mediante la introducción de ciertos dispositivos de seguridad que garantizan una particular manera de entender “la libertad” en el sentido moderno, es decir y como la entiende Foucault (2006, 71) “la posibilidad de movimiento, desplazamiento, proceso de circulación de la gente y las cosas”. Cuando esa “libertad” se ve interrumpida, así sea por las expresiones artísticas, se activan los dispositivos de seguridad para buscar su restablecimiento.
Tal cual sucedió el pasado miércoles en el centro de la ciudad. Luego de encontrar la catarsis colectiva, la seguridad urbana desvió los vehículos para facilitar la circulación, dejando a Murmullo y Metralleta sin aliento y sin sustento para continuar el espectáculo por ausencia de conflicto. Entonces, miraron a su alrededor extrañados, sacaron un mapa de la ciudad, identificaron un nuevo cruce vehicular y partieron con “Su-seso Taladro” a otro espacio-movimiento.
Referencias bibliográficas:
Bauman, Zygmunt (2008). Modernidad Líquida. Fondo de Cultura Económica, México.
Foucault, Michel (2006). Seguridad, territorio, población. Fondo de Cultura Económica, Argentina.
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