Fuente: Elaboración propia
Por: Luis Fdo. Acebedo R
Hace menos de una semana comenzó a operar el “nuevo” Transporte Integrado de Manizales –TIM-. Básicamente se trata de una solución híbrida en la cual se le incorpora a los buses y busetas tradicionales de transporte público que operan en la ciudad, la tecnología GPS (Global Positioning System, por sus siglas en inglés) para controlar por satélite el sistema de rutas, el movimiento de los vehículos y pasajeros, los tiempos empleados, el uso adecuado de los paraderos por parte de los conductores, el ingreso y salida de los pasajeros a los buses, entre otros temas. Prácticamente se nos dijo que era una especie de “Gran Hermano” con cámaras y satélites vigilándonos para controlar todos los movimientos derivados de la movilidad con el propósito de lograr que nadie se salga del sistema y que todos funcionemos como relojitos.
Pero lo que se anunciaba como una gran innovación tecnológica para mejorar y optimizar el servicio de transporte público de las ciudades de Manizales y Villamaría se ha convertido en un verdadero dolor de cabeza para los usuarios. Las gentes inconformes comentan en las calles, en los paraderos y también en las marchas cívicas, todos los trastornos que han tenido que padecer durante estos primeros días de operación del sistema. Una verdadera asonada se presentó ayer en el centro de la ciudad por el rechazo a la improvisación, los sobrecostos, la falta de información, las dificultades en el uso de las “tarjetas inteligentes”, el desorden en las rutas, la pérdida de dinero en la carga de las tarjetas, la privatización de una parte importante del servicio y un largo etcétera que colmó la paciencia de los usuarios.
Las quejas van más allá de unas fallas coyunturales como producto del ajuste del sistema; se trata de un total cuestionamiento al diseño mismo del sistema y su puesta en operación.
Asambleas estudiantiles, protestas de los comités de usuarios de los servicios públicos, movilizaciones callejeras, asonadas, acciones populares, propuestas de cabildo abierto y de paro cívico, son algunas de las actividades y propuestas que se desarrollan a solo cinco días de funcionamiento del TIM.
¿Cómo podemos interpretar lo que está sucediendo? ¿Y qué alternativas se deben buscar?. Estas son algunas ideas que planteamos desde la academia, orientadas a enriquecer el debate.
El Sistema Integrado de Transporte –SIT- es definitivamente una opción válida para construir ciudades inteligentes y territorios del conocimiento, pero como lo hemos advertido en otras oportunidades, no se trata simplemente de importar nuevas tecnologías, sino y sobre todo, de aplicarlas a las condiciones locales con el propósito de mejorar la calidad de vida y el bienestar de las gentes. Es decir se requiere endogenizarlas. En los territorios del conocimiento deben confluir por lo menos cuatro fuerzas motoras que dinamizan y hacen posible las innovaciones urbanas: Tiempo, Espacio, Innovación y Movimiento. En el caso que nos ocupa ninguna de ellas operó como fuerza motora, lo cual explica la respuesta ciudadana. Veamos algunos ejemplos:
Tiempo: Las condiciones actuales que vive la ciudad, especialmente aquellas relacionadas con tasas de desempleo superiores al 15% y una informalidad productiva mayor al 60% obligan a una parte muy importante de los ciudadanos a vivir al día, a conseguir diariamente los recursos para su sustento. De hecho, muchos de ellos prefieren movilizarse a pie por la ciudad. El TIM es muy poco flexible con esta realidad al obligar a las personas a comprar una tarjeta para luego recargarla cuando escasamente cuentan con el valor del pasaje. Esta situación se aplica a la población estudiantil (más de 200 mil) para quienes no se pensó en una opción de tarifas preferenciales.
Innovación: La nueva tecnología GPS aplicada al SIT se está incorporando con el único criterio de máxima rentabilidad y eficiencia en el negocio de transporte. Los ciudadanos han identificado que dentro de esa lógica, todos ganan menos el usuario. Ganan las empresas multinacionales distribuidoras de las nuevas tecnologías, gana el sistema financiero con la bancarización del sistema, gana una empresa de chance con la recarga de las tarjetas, gana la administración municipal con la constitución del TIM como empresa industrial y comercial del estado, gana el PIN (Proyectos Inteligentes) como empresa privada operadora de las nuevas tecnologías, gana la empresa Cable Aéreo que encontró quien subsidiara este otro sistema impuesto por la administración municipal anterior sin ningún estudio de factibilidad ni de demanda. Pierden los usuarios porque se les ha impuesto un sobrecosto en los pasajes para poder financiar y subsidiar a todos los intermediarios del sistema. En últimas, la percepción de los ciudadanos es que todo cambia para que el sistema de transporte siga igual o peor. Tampoco se pensó en soluciones tecnológicas adecuadas para la población en situación de vulnerabilidad.
Espacio: Es un sistema montado sobre los intangibles de la tecnología, sin un soporte real en los tangibles del espacio físico de la ciudad. Son proyectos sin ciudad, son la anticiudad. Es increíble que el nuevo SIT, haya comenzado a operar sin recualificar los espacios urbanos que le deben servir de soporte: Nuevos y mejores paraderos para evitar que los conductores de buses recojan y dejen los pasajeros en cualquier parte, verdaderas terminales de buses y no patios al aire libre que generan inseguridad en los barrios, nuevos y generosos espacios públicos que sirvan de soporte al sistema, estaciones de transferencia, señalización adecuada de rutas, etc, etc.
Movimiento: Se refiere fundamentalmente a la capacidad de gestión de la administración municipal y a la búsqueda de procesos sinergéticos orientados a lograr la participación de la sociedad en el proyecto. En efecto, desde el punto de vista de los gobernantes, el proyecto se ha impuesto como una unidad de negocios inspirado en la competitividad. La administración municipal en este caso ha fungido como promotora del negocio y en contra de los intereses públicos y colectivos de la ciudadanía. Es una gestión urbana sin participación ciudadana. Es la privatización de la gestión pública.
Bajo estas consideraciones todo ha salido mal. Podemos afirmar categóricamente que no es un proyecto inteligente para una ciudad inteligente. Más bien es un proyecto de competitividad empresarial en un entorno social altamente empobrecido y desigual.
Para superar estos escoyos, proponemos un nuevo giro caleidoscópico, un verdadero acuerdo ciudadano en torno a un SIT sostenible, un nuevo modelo de desarrollo de la ciudad en donde realmente se puedan activar estas fuerzas motoras en un sentido virtuoso, porque las nuevas tecnologías son necesarias, siempre y cuando no desvirtúen el verdadero propósito de las ciudades inteligentes, de los territorios del conocimiento: Elevar sustancialmente la calidad de vida de los ciudadanos.
Hace menos de una semana comenzó a operar el “nuevo” Transporte Integrado de Manizales –TIM-. Básicamente se trata de una solución híbrida en la cual se le incorpora a los buses y busetas tradicionales de transporte público que operan en la ciudad, la tecnología GPS (Global Positioning System, por sus siglas en inglés) para controlar por satélite el sistema de rutas, el movimiento de los vehículos y pasajeros, los tiempos empleados, el uso adecuado de los paraderos por parte de los conductores, el ingreso y salida de los pasajeros a los buses, entre otros temas. Prácticamente se nos dijo que era una especie de “Gran Hermano” con cámaras y satélites vigilándonos para controlar todos los movimientos derivados de la movilidad con el propósito de lograr que nadie se salga del sistema y que todos funcionemos como relojitos.
Pero lo que se anunciaba como una gran innovación tecnológica para mejorar y optimizar el servicio de transporte público de las ciudades de Manizales y Villamaría se ha convertido en un verdadero dolor de cabeza para los usuarios. Las gentes inconformes comentan en las calles, en los paraderos y también en las marchas cívicas, todos los trastornos que han tenido que padecer durante estos primeros días de operación del sistema. Una verdadera asonada se presentó ayer en el centro de la ciudad por el rechazo a la improvisación, los sobrecostos, la falta de información, las dificultades en el uso de las “tarjetas inteligentes”, el desorden en las rutas, la pérdida de dinero en la carga de las tarjetas, la privatización de una parte importante del servicio y un largo etcétera que colmó la paciencia de los usuarios.
Las quejas van más allá de unas fallas coyunturales como producto del ajuste del sistema; se trata de un total cuestionamiento al diseño mismo del sistema y su puesta en operación.
Asambleas estudiantiles, protestas de los comités de usuarios de los servicios públicos, movilizaciones callejeras, asonadas, acciones populares, propuestas de cabildo abierto y de paro cívico, son algunas de las actividades y propuestas que se desarrollan a solo cinco días de funcionamiento del TIM.
¿Cómo podemos interpretar lo que está sucediendo? ¿Y qué alternativas se deben buscar?. Estas son algunas ideas que planteamos desde la academia, orientadas a enriquecer el debate.
El Sistema Integrado de Transporte –SIT- es definitivamente una opción válida para construir ciudades inteligentes y territorios del conocimiento, pero como lo hemos advertido en otras oportunidades, no se trata simplemente de importar nuevas tecnologías, sino y sobre todo, de aplicarlas a las condiciones locales con el propósito de mejorar la calidad de vida y el bienestar de las gentes. Es decir se requiere endogenizarlas. En los territorios del conocimiento deben confluir por lo menos cuatro fuerzas motoras que dinamizan y hacen posible las innovaciones urbanas: Tiempo, Espacio, Innovación y Movimiento. En el caso que nos ocupa ninguna de ellas operó como fuerza motora, lo cual explica la respuesta ciudadana. Veamos algunos ejemplos:
Tiempo: Las condiciones actuales que vive la ciudad, especialmente aquellas relacionadas con tasas de desempleo superiores al 15% y una informalidad productiva mayor al 60% obligan a una parte muy importante de los ciudadanos a vivir al día, a conseguir diariamente los recursos para su sustento. De hecho, muchos de ellos prefieren movilizarse a pie por la ciudad. El TIM es muy poco flexible con esta realidad al obligar a las personas a comprar una tarjeta para luego recargarla cuando escasamente cuentan con el valor del pasaje. Esta situación se aplica a la población estudiantil (más de 200 mil) para quienes no se pensó en una opción de tarifas preferenciales.
Innovación: La nueva tecnología GPS aplicada al SIT se está incorporando con el único criterio de máxima rentabilidad y eficiencia en el negocio de transporte. Los ciudadanos han identificado que dentro de esa lógica, todos ganan menos el usuario. Ganan las empresas multinacionales distribuidoras de las nuevas tecnologías, gana el sistema financiero con la bancarización del sistema, gana una empresa de chance con la recarga de las tarjetas, gana la administración municipal con la constitución del TIM como empresa industrial y comercial del estado, gana el PIN (Proyectos Inteligentes) como empresa privada operadora de las nuevas tecnologías, gana la empresa Cable Aéreo que encontró quien subsidiara este otro sistema impuesto por la administración municipal anterior sin ningún estudio de factibilidad ni de demanda. Pierden los usuarios porque se les ha impuesto un sobrecosto en los pasajes para poder financiar y subsidiar a todos los intermediarios del sistema. En últimas, la percepción de los ciudadanos es que todo cambia para que el sistema de transporte siga igual o peor. Tampoco se pensó en soluciones tecnológicas adecuadas para la población en situación de vulnerabilidad.
Espacio: Es un sistema montado sobre los intangibles de la tecnología, sin un soporte real en los tangibles del espacio físico de la ciudad. Son proyectos sin ciudad, son la anticiudad. Es increíble que el nuevo SIT, haya comenzado a operar sin recualificar los espacios urbanos que le deben servir de soporte: Nuevos y mejores paraderos para evitar que los conductores de buses recojan y dejen los pasajeros en cualquier parte, verdaderas terminales de buses y no patios al aire libre que generan inseguridad en los barrios, nuevos y generosos espacios públicos que sirvan de soporte al sistema, estaciones de transferencia, señalización adecuada de rutas, etc, etc.
Movimiento: Se refiere fundamentalmente a la capacidad de gestión de la administración municipal y a la búsqueda de procesos sinergéticos orientados a lograr la participación de la sociedad en el proyecto. En efecto, desde el punto de vista de los gobernantes, el proyecto se ha impuesto como una unidad de negocios inspirado en la competitividad. La administración municipal en este caso ha fungido como promotora del negocio y en contra de los intereses públicos y colectivos de la ciudadanía. Es una gestión urbana sin participación ciudadana. Es la privatización de la gestión pública.
Bajo estas consideraciones todo ha salido mal. Podemos afirmar categóricamente que no es un proyecto inteligente para una ciudad inteligente. Más bien es un proyecto de competitividad empresarial en un entorno social altamente empobrecido y desigual.
Para superar estos escoyos, proponemos un nuevo giro caleidoscópico, un verdadero acuerdo ciudadano en torno a un SIT sostenible, un nuevo modelo de desarrollo de la ciudad en donde realmente se puedan activar estas fuerzas motoras en un sentido virtuoso, porque las nuevas tecnologías son necesarias, siempre y cuando no desvirtúen el verdadero propósito de las ciudades inteligentes, de los territorios del conocimiento: Elevar sustancialmente la calidad de vida de los ciudadanos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario